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TIBURONES DE AGUA DULCE

Tiburones de agua dulce, acechando en el estanque a los desprevenidos pececillos que cumplen con su ciclo natural sin rechistar, nacen, crecen, trabajan, trabajan, se hipotecan, se empeñan, dejan de trabajar, les desahucian y se mueren de hambre, de pena, de rencor en cualquier comedor social, y entonces los grandes tiburones siguen sin vacilar buscando nuevas víctimas, esto es lo que son los grandes gurús de las finanzas, lobos con piel de cordero, que nos han llevado a esta catástrofe, la codicia de los mercados y de los banqueros con la aquiescencia de políticos que han sabido mirar a otra parte y sin embargo se van de rositas dejando que los de siempre paguen el gasto, y quienes somos los de siempre, los que con tanta grandilocuencia, llaman el tejido laboral, el entramado de tontos que siempre pagamos los platos rotos.
Hay un gran agujero económico en nuestras cajas y bancos, pero todos silban y miran para otro lado, no hay responsabilidad, nadie pagará por esto, donde está el dinero, porque las sacas no se saben donde están, las monedas necesarias nos las sacan del lomo de los pobres ¿Donde está el Robin Hood que nos rescate cuando nos ataque el sheriff de Notingham?.
Porque el rescate que planean, aunque lo llamen de otra manera, seguro que nos cuesta muy caro.
Creo que la opinión de Juan Simple, el pueblo llano, es clara los banqueros se alzan con sueldos millonarios e indemnizaciones aún más millonarias cuando a nosotros nos recortan en el Estado de paupérrimo bienestar, recortes en Sanidad, Educación, Empleo pero no hay responsables, nadie pagará en la cárcel por su mala gestión, ni siquiera pedirán disculpas, los recortes está claro que hay que hacerlos pero desde la cabeza del Estado (vulgo rey) hacía abajo y no al revés, sobran organismos, instituciones, consejeros, políticos pero no lo que no sobran son trabajadores, y sin embargo eso ni se plantea.
Los humildes pececillos nos conformamos con seguir ramoneando placton en nuestro pequeño estanque mirando de reojo al gran tiburón y rezando porque pase de largo.
Habría que exclamar ¡Pececillos del Mundo Uníos para acabar con el Gran Tiburón¡

Maite de Pablos