January 13, 2014

PRESENTE PASADO, PASADO PRESENTE DE IONESCO

Ser libre, estar fuera de la Historia, no estar en el orden del mundo, no ser un instrumento de la orquesta o una nota de la sinfonía. No estar en el escenario. Verlo y oírlo todo desde la sala. Como fuera del universo. Si se está en el escenario, si se forma parte de la orquesta, no oímos más que el tumulto, no captamos más que las disonancias.

El hombre nuevo puede vivir en lo impersonal. Ha renunciado a su persona. Dios puede ser concebido solamente como una persona. Los hombres son personas. Si uno se entrega a la Nación, si la Nación, la Sociedad, es Dios, ya no hay nadie.

No puedo vivir sin la presencia de la belleza. Todo es feo en este país, todo me parece vulgar. Pienso en ciertas colinas de Francia, en la ciudad de París, en los océanos. La belleza de las Tullerías, y también las montañas. Y también los ríos, y también las arboledas, y también las catedrales...

Es muy sencillo. El mundo debe ser conducido por aquellos a quienes les interese conducirlo. ¿Quién merece conducir el mundo? Aquellos a quienes eso les interese, a los que quieran ocuparse de ello. Que lo conquisten. A mí, eso no me interesa.

¿Cuánto tiempo, cuánto tiempo va a durar esto todavía?

La inteligencia no es, quizá, más que una forma inferior del instinto, una etapa hacia el instinto. Solamente el instinto reacciona sin error. La humanidad evoluciona, quizá, hacia una civilización de hormigas, una organización segura y estable, sin revolución, y sin los sentimientos. La inteligencia es un instinto todavía sin organizar, un instinto todavía imperfecto. La inteligencia, quizá, no es más que un instinto que se engaña. La inteligencia, quizá, es un modo de adaptación transitorio. Se transformará, quizá, en instinto, y las reacciones psicológicas, y los razonamientos, en reflejos precisos. La organización por la organización, la educación de los grupos, los colectivismos, las consignas, los tópicos, las órdenes creadoras de reflejos, etc., la "disciplina de hierro", tienden a transformar en reflejos las reacciones lentas e indecisas de la inteligencia. Quizá las abejas y las hormigas fueron antaño inteligentes. Ahora, han superado el estadio de la civilización inhábil de la inteligencia y han realizado la "civilización" perfecta, definitiva, del instinto. La civilización técnica, colectivista, de la "disciplina de hierro" puede llevarnos hacia el mundo de las hormigas.
(nota de Jorge: la civilización de la mentira donde enseñan a los niños a mentir y encima les acusan de mentirosos o la civilización de la no verdad platónica)


Presente pasado, pasado presente
Eugène Ionesco

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