FULGENCIO ¡Traidora!, ¿no te hallé
con el dómine acostada?
FABRICIO ¿Cómo, cómo?
FLORIANO Que no es nada,
que sólo una noche fue.
FABRICIO ¿Vos, con Lucrecia?
FLORIANO Yo, pues.
FABRICIO ¿Y ésta por mujer pretendo?
¡Fuego de Dios!
LUCRECIA No me ofendo
que aquese esposo me des.
Ése es igual para mí.
FABRICIO ¡Mirad si ella lo confiesa!
De que la pedí me pesa;
yo la dejo desde aquí.
FULGENCIO ¿Por qué dejas a Fabricio?
FLORIANO Porque es mi mujer le deja.
FABRICIO Por cierto, ¡gentil pareja!,
con un mozo de servicio.
Dómine, ¿sois hechicero?
FLORIANO No, soy hombre como vos.
FULGENCIO Matarte tengo, ¡por Dios!
FABRICIO Ni oírla ni verla quiero.
Quédate, infame mujer,
de bajo trato y servil,
que diste al hombre más vil
en tu persona poder.
Quédate, falsa murena,
que del profundo del mar
saliste ardiendo a buscar
la culebra en el arena.
Quédate, armiño enlodado,
porque no te cojan vivo,
pez ignorante y lascivo
con pies de cabra engañado.
Sol de invierno, que salió,
para llover, muy hermoso;
flor de almendro presuroso,
que el primer aire cayó.
Oro y moneda de pobre
envuelto en sucio sayal;
mujer propia y natural,
que esta cifra baste y sobre.
Ya mi pleito se acabó
y ya tus papeles dejo,
como pedazos de espejo
que al muladar se arrojó.
El dómine Lucas, Lope de Vega
January 01, 2014
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