El cura Boganda quiso hacer los Estados Unidos de Latinoáfrica pero dejó el partido católico francés para enfrentarse al colonialismo, y perdida la religión nada pudo hacer, y es que no conoció al héroe aventurero contemplativo Humphrey Bogart en Casablanca.
El gigantismo norteamericano de Paul Bunyan nos dice que la nación no está muerta y que el presidente electo Obama todavía puede cavar los presupuestos para que no todos se vuelvan locos cuando los negros de John Brown invadan las montañas de Maryland y Virginia.
El espíritu norteamericano del Tarzán de Pearl Harbor y de las Torres Gemelas camina por los Ángeles, Texas y California y el reflejo de la mujer Calamity Jane planea sobre Taglibanistán.
Con ese nombre a diablillo Delvigne experimentó y desarrolló el rifle y las granadas para las siguientes contiendas árabes, y luego en la paz tuvimos el cultivo del alimento y del sexo que era algo que venía de tiempos ancestrales, y el hombre de la cultura siguió siendo el ladrón de Prometeo que iniciaba el baile de los políticos demagogos y el de la carnicería en el pueblo lerdo.
No es bueno para el mercado que nos tengan con la mosca detrás de la oreja y que nos movamos con la lentitud de un globo yankee sin piernas pero con la cresta del lagarto brasilusitano de Ronaldo que acecha al sol de la portería culé.
April 18, 2013
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