April 13, 2012

EL IDEAL DEL ARTE CLÁSICO

Este sentido del verdadero carácter plástico, de la unión de lo humano y de lo divino, fue principalmente propio de Grecia. Ya se le considere en sus poetas o en sus oradores, ya se estudie en sus historiadores o en sus filósofos, no se la ha percibido todavía en su punto central, si no se aporta, como clave que dé la explicación, el punto de vista de la escultura.


Desde este punto de vista de la plástica es desde el que hay que considerar, no digo solamente a los héroes épicos y dramáticos, sino también a los estadistas y filósofos que pertenecen a la historia. Hasta los hombres de acción, lo mismo que los poetas y los pensadores, tienen en los buenos días de Grecia este mismo carácter plástico, general a la vez e individual, y esto en el interior como en el exterior. 


Se elevan grandes y libres sobre la sólida base de su enérgica y substancial individualidad, creándose por sí propios, haciéndose lo que fueron y quisieron ser.


El siglo de Pericles fue particularmente rico en caracteres semejantes: Pericles mismo, Fidias, Platón, y sobre todo, Sófocles; de igual modo también Tucídices, Jenofonte, Sócrates, cada uno en su género, sin que uno valiera menos en comparación de los otros.


Todos en sí son esas grandes naturalezas de artistas, artistas ideales ellos mismos, individualidades de una vez, obras de arte que están ahí como imágenes de los dioses inmortales, en los cuales nada hay de pasajero y sujeto a la muerte.


El mismo carácter plástico se encuentra en las obras de arte que representan la fuerza o la belleza del cuerpo, en los vencedores de los juegos olímpicos, hasta en la aparición de Friné, que como la más bella de las mujeres, salía desnuda de las aguas delante de la Grecia entera.




Estética, Hegel

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