Tienes que mirarte a ti mismo con lupa. Si eres perezoso o colérico. Tu aspecto físico y semblante. Tu verborragia. Si andas tranquilo o nervioso. Y corregirte. Siempre auto control. No abandonarse. Somos seres políticos hasta para comprar el pan. Escribe Tácito que nuestras almas son vulnerables.
No frecuentes lugares sospechosos y de mala fama. Dime con quien andas y te diré quien eres. Elige bien tu compañía y objetos personales.
No muestres animosidad si te ofenden ni intentes vengarte in situ. Arrieros somos y en el camino nos encontraremos al fin. Espera que llegue tu hora...
Tu rostro no ha de mostrar nada más que una especie de perpetua amabilidad. No puedes tener el rostro crispado, demacrado ni hinchado.
Procúrate informaciones de todo el mundo. No confíes tus secretos a nadie. Descubre los de los demás. Espía a todo el mundo y de todas formas posibles.
Siempre ten decoro o lo conveniente de Cicerón en todo contexto.
En los tanatorios y en momentos de sufrimiento la gente confía en decir sus secretos. En los banquetes, en la embriaguez y en los momentos de relajación y bromas... Recogeremos información del círculo de familiares y de amigos de los conocidos.
Si al hablar te pones negativo o positivo con respecto a un tema descubrirás de tu interlocutor su posición a un lado u otro por la respuesta que te dé. Puedes fingir tu hablar.
Si hablas de un vicio descubrirás a los viciosos. De una afición a sus aficionados en tu círculo.
A un falso pídele opinar otra vez transcurridos varios días.
Finge estar bien enterado de las cosas para que te cuenten más o te contradigan.
Si haces ver que cuentas tu vida los otros te contarán la suya.
Averigua las capacidades de tus conocidos hablando sobre un tema.
El que se contradice seguro te robará.
Los que prometen mucho son mentirosos y pérfidos.
Si no desvela secretos de otros puede que no desvele los tuyos.
Un adulador te felicita hasta las malas acciones. Un hombre sincero al menos se abstendrá de hacer comentarios.
Ya sea alabes o ataques a otro sabrás quiénes en el círculo de los que te escuchan son sus amigos o enemigos.
Los jóvenes y los ancianos son buenos informadores.
El hipócrita tanto te da una información como la contraria.
No des la impresión de ser experimentado en el vicio.
Regala libros que interesen a alguien para labrar su amistad. Regala libros y objetos de amabilidad como puerta de entrada.
No intentes atraer la amistad de alguien imitando sus defectos. No te comportes jamás de un modo que no se corresponda con tu condición.
Si quieres obtener el favor de alguien elógiale ante un tercero que se lo haga saber.
En el entorno de aquel cuya amistad procuras hallarás sin duda personas cuyo único placer es gustar. Espíalas e intenta adivinar lo que le agrada y lo que le desagrada, y actúa en consecuencia.
No le pidas nunca nada en préstamo a un amigo. Por si no lo posee, desenmascarado, te odiaría. Y si no lo recuperara o aceptó a su pesar te guardará rencor.
No le compres nunca nada a un amigo. Os estafaréis según el precio alto o bajo.
Para preservar una amistad conviene tratar bien a los sirvientes de tus amigos incluso a los más humildes.
Si un inferior te invita a su mesa, acepta y no te permitas ninguna crítica, compórtate con todo el mundo con exquisita cortesía. No obstante, aunque distendido en la conversación debes conservar una cierta gravedad en tu actitud.
Si varios bandos solicitan tu protección, reparte cuidadosamente tus favores entre todos.
Observa bien al que pretendes como amigo.
Cualquiera es capaz de hacer circular rumores sobre ti si en su presencia te has comportado o hablado con excesiva libertad y grosería. No te relajes en público donde hay testigos.
Con los charlatanes impenitentes prodígate en falsas confidencias.
Afirma abiertamente que jamás has hecho daño a alguien ni robado. No manches tu reputación.
Fíate de las personas intuitivas, familiares y poderosos.
Guarda siempre algunas fuerzas de reserva para que nadie pueda conocer los límites de tu capacidad.
Resérvate tareas más elevadas. Recurre a los subordinados para recados, presiones y ejercer castigos.
Fragmenta las tareas que requieren varios días de trabajo y organízalas por etapas. Huye de las que requieren grandes esfuerzos y no te aportan dinero ni gloria. No te dejes abrumar tan solo por complacer a alguien por asuntos que te exijan mucho tiempo y no sirvan de nada a tus intereses.
No digas nunca nada que vaya contra tu propia autoestima.
Que nadie te acompañe en el momento de levantarte, de acostarte o en las comidas.
Ten pocos amigos. Frecuéntalos poco. De este modo evitarás que olviden la consideración que te deben. Elige siempre el lugar de vuestros encuentros.
Aunque te creas rodeado de amigos de toda confianza procura no quejarte de nadie ni acusar a nadie.
Un preceptor jamás ha de privar a su alumno de la esperanza de que, gracias a sus enseñanzas, podrá profundizar en sus conocimientos. Igualmente, cuando un padre hace regalos a su hijo, debe darle la impresión de que no ha agotado ni con mucho los recursos de su bondad y que puede esperar aún otras manifestaciones. Lo mismo ocurre entre amo y sirvientes.
Inventa formas originales de regalar. Elige para tu servicio a personas que no amen el lujo, ni las armas costosas, ni las joyas, ni los caballos. De esto modo podrás darles muestras de generosidad sin necesidad de aflojar demasiado los cordones de tu bolsa.
Evita rectificar las decisiones de quienes te han precedido: tal vez podrían prever hechos que tú no imaginas.
No concedas privilegios a perpetuidad: es posible que un día quieras concedérselo a otro.
No des la impresión de ser excesivamente pródigo. Sin embargo, cuando des algo, procura que no se sepa el precio, te estarán más reconocidos.
Procura que tus peticiones no provoquen la ruina de tu bienhechor ni exijan de él sacrificios excesivos.
Dirígete a los grandes con prudencia, ya que son propensos a creer que se les intenta manipular. Es preferible recurrir a intermediarios, y elegir a gente de buena cuna.
Para presentar una petición hay que saber elegir el momento. Que la persona esté de buen humor. Nunca antes de comer sino después. Evita los días en que esté agobiado de trabajo o cabreado.
Si eres tú quien favorece los intereses de alguien compórtate con él en público como si fuera un extraño con entrevistas escasas y breves a fin de dar la impresión de que actúas por el bien común.
Acomoda tu conducta y tus palabras según con quien estés ya sea avaro o devoto o joven vanidoso hablando de lo que puede interesarle.
Como siempre es desagradable recibir una negativa no pidas nada que no estés seguro de obtener. Pídelo con medias palabras y no directamente.
Que nadie adivine el favor que vas a pedir hasta que no lo hayas obtenido.
Los jóvenes que han alcanzado la mayoría de edad legal tienden a la rebelión y al libertinaje. No les exasperes si les censuras en tono grave y sentencioso a no ser que sean de temperamentos tranquilos.
Nada en exceso máxima de los siete o nueve sabios de Grecia.
Niégate a testimoniar en los procesos ya que te atraerás rencor de una u otra parte.
El triunfo cortés sobre tus rivales sin sombra de jactancia típicamente castellano.
Si alguien hace un elogio de ti o de tu casa cambia de conversación. La gente apreciará tu modestia y tu reputación no quedará empañada por la envidia. Al no mostrar cierta vanidad no suscitas celos ni animosidad.
No trates de saber abiertamente quién te ha atacado ni quién le ha apoyado en sus esfuerzos por derribarte.
Si tienes un enemigo declarado no lo menciones nunca. Pero es de suma importancia que conozcas sus secretos.
No concedas entrevistas a los odiados por todos ni seas su consejero.
No comentes ni critiques ni examines al detalle la manera como los demás cumplen con sus obligaciones.
Nada de tu conducta, gestos, actos, palabras, risas... ha de ser hiriente.
No recibas nunca a nadie con una broma o una ocurrencia ingeniosa ni te rías de un fracaso reciente de un visitante.
No desdeñes platicar con personas de baja condición, les complacerás en tu amabilidad, a cambio de un poco de tu oro, te informarán de muchas cosas.
En presencia de terceros no muestres una consideración especial por alguien: creerían que desprecias a los demás y suscitarías odios pertinaces.
Avanza en tu carrera pero no muy deprisa ni demasiado brillante o te cerrarán las puertas de avance.
Si has hecho algo odioso lo mejor es ausentarse o esperar a que pase el tiempo y no dejarte ver.
De cuenta de tus actos después de obrarlos para que nadie tenga oportunidad de abortarlos.
No veles las acciones de nadie ni buenas ni malas y no hables nunca a la ligera.
Si haces un elogio de alguien en presencia de otro que le odia te atraerás la enemistad de este otro.
Si eres arrogante diciendo que lo harás sin ayuda de nadie demuestras desprecio.
Procura que tus éxitos no te envanezcan. Atribuye tus logros y tus éxitos a la ayuda de otro.
No hagas uso inmediato de los secretos que te hayan revelado.
Temor y amor. Castigos y recompensas. No te muestres de repente más exigente y más severo con quienes dependen de ti sin mostrarte a la vez más generoso.
No intervengas ni para bien ni para mal cuando alguien da órdenes a sus sirvientes.
No te jactes de tener influencias o de gozar favor de tus superiores. Ni digas lo que piensas de ellos.
No te enfades con el amigo que no cumple sus promesas.
Déjate ganar por el superior si no pierdes dinero tan solo amor propio.
No intentes persuadir a nadie para que cambie de modo de vida.
Aunque tengas relaciones de gran intimidad con tu señor no olvides la deferencia y la sumisión y las obligaciones con él.
No muestres a nadie los objetos de valor que posees. Así nadie te los pedirá.
Si alguien te induce a seguirle en una empresa haz que sea él quien corra los mayores riesgos.
Practica los discursos de ambigüedad.
Déjate aconsejar. Pero sigue tu criterio.
Busca un consejero de natural equilibrado.
Si una persona te gusta y te seduce, evita apegarte demasiado a ella. Si no puedes evitarlo toma todas las precauciones posibles.
Si eres irreprochable consolidarás tu posición ya asentada.
Son raras las amistades que nunca decepcionan. No hay ningún amigo que con el tiempo no llegue a ser tu enemigo.
Espacia las visitas con ello conseguirás que sean más apreciadas.
No concedas entrevistas cuando tengas la mente demasiado ocupada te fallará la concentración.
Examina atentamente las circunstancias en que se produce el encuentro y considera si te son favorables.
Muéstrate respetuoso con todo el mundo pero sobre todo con tus superiores.
Evita a los desafortunados, desequilibrados y desesperados porque son peligrosos y te contagiarán de su hado.
Muéstrate poco elocuente con los príncipes porque prefieren mucho más ser escuchados que escuchar. Ante ellos sé más filósofo que elocuente.
Respeta y homenajea a los ancianos.
No trates con charlatanes que repiten todo lo que se dice a cualquiera.
Cuando te encuentres solo con un amigo haz como si no tuvieras a nadie más que a él en el mundo.
Muéstrate solícito en el elogio del carácter de unos y de otros y manifiesta repugnancia por lo que les disgusta.
Que ni tus palabras ni tus gestos caigan nunca en la obscenidad que es propia de los bufones. No gorjees ni profieras gritos de animales.
Escucha desgracias si lo deseas pero no las expliques ni las repitas.
Provoca con naderías a un amigo si sospechas de él para que descargue su animosidad sobre ti y te puedas liberar de los lazos de la amistad y distanciarte de él.
Evita los gastos. Haz voto de pobreza.
Si alguien te manifiesta su odio has de saber que este sentimiento es auténtico. No sabe de hipocresías como el amor.
Maquilla tu corazón como se maquilla un rostro. No revelas a nadie tus verdaderos sentimientos.
Habla siempre afectando sinceridad, haz creer que cada frase que sale de tu boca surge directamente del corazón y que tu única preocupación es el bien común.
Si te dejas llevar por la cólera el daño caerá sobre ti.
Si te ofenden personalmente déjalo pasar o en la guerra te ganarás el rencor de muchos aunque obtuvieras la victoria.
Si alguien se permite burlarse de ti en la mejor respuesta demuestra que has captado perfectamente la ironía de las palabras y hasta su mala intención a la vez que finges ingenuidad y respondes literalmente sin intención irónica. Luego haz como si tu atención estuviera en otra cosa.
Si alguien te acusa de forma poco discreta de ser el autor de alguna acción censurable finge que no has entendido nada sin entrar en absoluto en la cuestión o muestra tu indignación ante esta vileza y tu aversión hacia las personas capaces de tales infamias.
Si al entrar en una casa eres acogido de forma incorrecta, no digas nada, disimula tu irritación y actúa como si te hubieran recibido con la mayor cortesía.
Si alguien te provoca abiertamente trata de ignorarlo.
Dale tiempo a tu adversario para que comprenda la indignidad de su acto. Si no le contestas le privas de cualquier pretexto para enfadarse.
No cometas jamás actos de violencia ni mates nunca a nadie.
Es frecuente que los castigos, en vez de restituir a los jóvenes al buen camino les inciten a portarse aún peor. Déjales pasar algunas locuras al menos para calmar sus pasiones sin excitar otras nuevas siempre que no creen hábitos.
No seas déspota. No te dediques a hacer pesquisas. Puesto que no perjudicas a nadie cierra los ojos siempre que puedas ante las faltas de tus subordinados.
Cuando te diriges a un culpable evita darle la impresión de que ya no tiene nada que esperar y que tu cólera está excitada. Que todos vean en ti a un hombre proclive a la clemencia.
No recibas a la vez a varios sediciosos para negociar. Solo a uno de ellos para hablar en nombre de todos.
El temor de Dios y el deber de piedad también son razón de Estado, y son los únicos capaces de apaciguar a un pueblo insurrecto.
Hay que ser suficientemente sabio para rechazar las alabanzas demasiado exageradas. A la gente siempre le cuesta creer lo que excede demasiado de lo común.
Convéncete de que es una tontería pensar que tus íntimos o tus hombres de confianza no cometerán un fallo. No hay nada en este mundo que sea completamente seguro.
Acoge con indiferencia las acusaciones incluso de los tuyos.
Si alguien insiste en llevarte a algún sitio que no te apetece recházalo con un pretexto.
Si critican a alguien en tu presencia mantente alerta y no digas ni una palabra ni de censura ni de elogio te atraerías forzosamente la vindicta del acusador o del acusado.
Si tienes intención de destituir a alguien de su cargo empieza por dejar de enviarle los fondos que necesita.
A los jóvenes como a las personas hay que rodearles de gente que valga, gente viril que fortalezca su carácter y les lleven a las buenas inclinaciones.
No le digas nunca a nadie cuánto dinero llevas. Quéjate de que no tienes suficiente.
Si algunas personas indiscretas te preguntan de dónde vienes respóndelas con evasivas.
No informes a nadie del destino de tu viaje.
No te acerques a quienes están a punto de pelearse. Si te tratan de cobarde haz como si no hubieras oído nada.
No te acuestes nunca sin haber inspeccionado antes los alrededores.
No permitas que nadie lleve tus maletas podría meter las narices.
Lleva siempre contigo un libro para pasar el tiempo.
Viaja solamente con amigos de confianza. Y allí habla lo menos posible.
Cuando estés ocupado en asuntos importantes de consecuencias decisivas deja para los demás las satisfacciones fútiles como la vanagloria y los aplausos.
Deja que se rinda el enemigo sin humillarle como prueba de buena voluntad. Pero déjale sin armas y sin recursos.
No valores lujos y adornos que como las flores solo tienen valor por su delicadeza o su rareza. No los consideres premios aun cuando otros lo hagan.
Interésate solo por la realidad del poder. Deja para otros la gloria y la fama.
El mejor momento para los reproches es aquel en que tu súbdito se inclina ante ti en espera solo de tus felicitaciones. Un toma y un daca.
Si entre tus amigos surgen tendencias o fiestas que desapruebas disimula tus sentimientos pero no aparezcas por ellas.
A menudo una amistad induce a una benevolencia excesiva y altera el juicio. Infórmate a fondo y examina con lupa sus actuaciones y procedimientos.
Visita todo lo que se pueda visitar cuando llegues a una ciudad para enterarte de todo y también mira la importancia de la población femenina y de los alimentos que se toman y de las cosas especiales que hayan.
Lee para discursear y escribir bien.
En una comunidad de intereses existe peligro desde el momento en que un miembro se vuelve demasiado poderoso.
Que nadie descubra que tienes mucho interés en obtener una cosa antes de haberlo conseguido.
Interesa no solucionar con una guerra o con un proceso judicial todo lo que puedas solucionar pacíficamente.
Grandes peligros si te muestras excesivamente duro en los negocios.
Procura saberlo todo sin decir nunca nada, mostrarte amable con todo el mundo y no confiar en nadie.
El hombre feliz es el que se mantiene equidistante de todos los partidos.
Mantén siempre cierta desconfianza hacia todo el mundo y ten el convencimiento de que la gente no tiene mejor opinión de ti que de los demás.
Cuando un partido es numeroso y poderoso no hables nunca mal de él.
Antes de hacer un regalo o de dar una fiesta medita tu estrategia como si fueras a la guerra.
Simula.
Disimula.
Habla bien de todo el mundo.
Piensa antes de actuar y de hablar.
Finge ser amigo de todo el mundo, habla llanamente con todo el mundo incluso con las personas que odias ya que es una buena manera de ejercitar la circunspección.
Entre dos acciones elige siempre la facilidad antes que la grandeza con todos los inconvenientes que la acompañan.
Actúa de modo que nadie sepa nunca cuál es tu verdadera opinión sobre un asunto, ni hasta qué punto estás informado, ni lo que deseas, ni de qué te ocupas ni qué temes. En cambio, no impidas que tus virtudes salgan a la luz.
No te muestres irritado por la larga duración de los oficios religiosos pero tampoco te hagas el devoto.
Aunque solo necesitaras una pizca de violencia para conseguir tus objetivos no recurras jamás a ella.
Cuando te hagan grandes elogios convéncete de que se están burlando de ti.
Aunque a menudo se ignore tu valor, abstente de hacerte valer sin por ello desvalorizarte.
Piensa que los demás siempre están esperando tu primer fallo por poder acusarte.
Si te atacan o te insultan, ten presente que lo que están poniendo a prueba es tu virtud.
No existen los amigos. Solo existen personas que fingen amistad.
Sea quien sea la persona de la que estás hablando, hazlo siempre bien y nunca mal, por temor a que un tercero te oiga y vaya a repetírselo todo al interesado.
Habla siempre bien de tus superiores y elogia en especial a los que puedan serte de utilidad.
Cuidado: tal vez en este mismo momento alguien -¡y a quien no ves!- te está observando o escuchando.
"REFLEXIONES AL HILO DEL BREVIARIO PARA POLÍTICOS DEL CARDENAL MAZARINO"
June 09, 2015
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment