LA RELIGIÓN COMO ELEMENTO INDISPENSABLE EN LA EDUCACIÓN

La situación espiritual de nuestro tiempo, en la que el hombre padece más que ninguna otra cosa el vacío y la falta de sentido, nos permite percibir la necesidad de sentido, de justificación definitiva de nuestra vida como rasgo característico de la persona. Una vida llena de posesiones y actividades puede disimular esta necesidad por un tiempo, pero no puede satisfacerla definitivamente.

La experiencia religiosa supone en el hombre el ejercicio de su dimensión espiritual. Esta dimensión espiritual en sus diferentes aspectos tiene su culmen y su raíz en la relación con el Misterio que le trasciende.

Es un hecho que la actividad histórica y específicamente religiosa ha ensanchado la experiencia humana.

La experiencia religiosa influye sobre el conjunto de la vida humana. El ejercicio de la vida religiosa no deja indiferente a la persona. La transforma radicalmente, al afectar de forma incondicional no solo ya la vida sino las razones mismas de la vida, aquellas fuentes de la acción, aquellos principios de valoración, aquellos criterios de orientación que convierten las peripecias de la vida en un proyecto humano. Una existencia transformada así en su raíz, se ve transformada y ve transformarse consecuentemente la orientación y el valor de las acciones concretas.

A una persona que reconoce y vive la trascendencia, como sentido y fin de su vida, le es más fácil superar la tentación de absolutizar las realidades distintas que componen la vida. Cuando esta vivencia se concreta en la fe en Dios es posible la eliminación de toda idolatría, pues nada esclaviza tanto como cuando se absolutiza una realidad finita.

El carácter racional del creyente hace que éste no pueda vivir humanamente su adhesión religiosa sin expresarla en las categorías de la época en que vive. Esta expresión supone el diálogo de la fe con la cultura propia del sujeto. Esta es la tarea preferente de la enseñanza religiosa. El creyente con ello crea y colabora a la creación de una cultura cada vez más digna del hombre.



La sociedad educadora, José Luis García Garrido (coord.)