December 28, 2015

LA SOLEDAD DE MANUEL ALTOLAGUIRRE

En poemas de asedio aparece nítida, la elección de una radical dolorosa soledad:

Cerré con llave el rostro,
cofre de lo indecible,
permaneciendo inmóvil,
indiferente al aire.
Y quedé reclinado,
hermético, interior,
de tactos, luz y música,
olvidado y ausente.

Aprehendiéndose a sí mismo en contemplación (en silencio) para servir a sus propias inquietudes.

No.
Tengo que vivirlo dentro,
me lo tengo que soñar.

soledad, soledad, tú me acompañas
y de tu propia pena me libertas.

Con el deseo de encontrar un destinatario que la acoja y huir así de su ineludible soledad, que es silencio, porque parece que se ha acabado el amor.

Contemplación de sí mismo, observación del mundo que le rodea, y una vez establecido de nuevo el contacto con el mundo refugiarse en el ensueño.

En un mar de soledad el poeta se hace la vida por dentro, desamparo y tristeza, se inserta su palabra lírica de canto de cisne, búsqueda en la infancia y apuntalamiento de la memoria, y cuasi vocación religiosa de estima del alma.

¡Qué de colores tiene
el rincón donde guardo
el último paisaje!
¡Y qué duro trabajo
remover los escombros
rememorando fechas!

Su deseo de vencer al tiempo, idealización de una felicidad que nunca poseyó, y de alguna forma su palabra se empapa de tibia incredulidad, pero como poeta no odia ni combate el mundo.

Y llegué a mis principios
después de haber pasado
vertiginosamente
por veinte años de vida.

Pena íntima que adquiere dimensión metafísica, incorporándose a una compleja poética que cultiva la imagen para crear realidad.

El poeta derrotado en amor explica la razón que alimenta su poesía que no es sino el alma, el alma de las cosas y el alma del poeta.

¡Qué juntos los dos estábamos!
¿Quién el cuerpo?¿Quién el alma?

(Para no morirme
perseguí a mi alma,
que se iba conmigo
por una ciudad
soñada, invisible.
Yo la iba siguiendo
sin que tú supieras
que mi cuerpo andaba
tan sólo por ella,
para no morirse.)

Esta noche he sentido a mi alma
temblar en mi cuerpo.

Solo le queda el recurso del alma porque no hay amor ni compañía.
Puede ser que el alma sea una recreación para sorpasar la vida para aquellos que no encuentran amor.

Pero las casualidades digo yo que residen en el alma en hermandad con el cuerpo y que en el buen espíritu que sopla libre dondequiere las oportunidades hay que cogerlas al vuelo.

Que el alma no es un recurso del entendimiento, y que perdida esta idea del alma, ya no hay agarre solo queda la locura y el suicidio, porque la vida ya no tiene sentido alguno.

¡Ojito con el peligro, de no amar, no ser un primor, de no amar a un cuerpo, al personal!
¡Luego nos quedará, Dios y el alma, y leit motiv del dinero, la soledad, la poesía creativa de una ficción...para toda la vida inquietante, ella no aparece al doblar la esquina!

¡Pero cuántas veces hemos violentado a Dios a hacer milagros!¡Por nuestro buen natural!

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