Entendí que los seres humanos no eran más que tubitos químicos y yo un
tonto catalán con la barretina.
La religión había hecho a las madres santas y sagradas y no eran eso
sino sexuales químicas.
Yo durante muchos años había sido un ser asexual pero obligado al acto
sexual bestial.
Las mujeres y los hombres con niveles más elevados de testosterona en
su organismo mantienen relaciones sexuales con mayor frecuencia y disfrutan de
más orgasmos.
Ellas se estimuló químicamente al enamorarse, dejó los antidepresivos
y la consulta.
Tomarse de la mano, besarse y mantener relaciones sexuales disparan
los niveles de oxitocina. Los abrazos, los mimos, las caricias, el orgasmo… son
buenos para el cuerpo y para el flujo sanguíneo.
Se reduce el ritmo cardíaco y la presión arterial lo que posibilita la
socioafectividad, la conducta relajada, la confianza y la generosidad hacia los
demás.
Ellas aspiran feromonas masculinas y entonces segregan testosterona y
ganas de hacer el amor. Ellos se enamoran y descienden sus niveles masculinos
de aquélla. Hasta con el llanto del bebe se anula la testosterona y ya no son
cafres de la infidelidad sino paternales y amos sirvientes de casa. Pero ellas
tampoco los quieren así para hacer el amor, han perdido la garra, la novedad,
la diversión, la virilidad, y se enamoran de otros.
Es ley natural de la multireproducción.
Por eso el divorcio es un asunto químico. El apego es tradicional, canónico,
conservador… sin atracción ni energía sexual. Algo infantil o de fábula moral.
Desde una perspectiva evolutiva podría decirse que el deseo es la
parte práctica del amor. Cuando encuentras una pareja potencial aprendes a
coquetear y pones en práctica lo que hay que hacer, con una técnica en perfeccionamiento
constante.
Esto lo saben muy bien los singles, aunque por su ebullición química
inicial la relación no dure más de siete o nueve semanas porque necesitan de un
nuevo encendido químico.
Entonces claro que nos educaron para el amor romántico o platónico,
fiel a una persona para toda la vida, el matrimonio para cuidar hijos…pero a la
mediana edad llega el divorcio porque no se pueda engañar a la química.
Tal vez el estrógeno de la oxitocina nos haga más receptivos al sexo y
nos ayude a soltar los frenos para desinhibirnos pero la testosterona es el
pedal del acelerador de la humanidad. Los
hombres la van perdiendo, qué horror…se vuelven femeninos como Renalda.
En la adolescencia ellos veinticinco veces más en lineal salido. Y
ellas cinco veces más, en ciclo variable con los estrógenos, la regla y la menopausia.
Ahora bien la liberación de la mujer ha entendido esto muy bien, por
eso antes que relaciones estables y maternidad prefieren el sexo ocasional.
Pero claro el mayor polvo de tu vida con el amigo con derecho a roze
dispara la oxitocina del embobamiento y te quedas enganchada.
Así que la mujer progresista tiene que violentar al cerebro, meterle
la idea a capón, y permanecer sola sin hombre que empieza a perder energía.
Ya me he perdido…qué es el amor sino sexo. Pero ella es la madre de mi
hijo. Un poquito de por favor. Y estar más al loro para la próxima conexión o
mejor quédate desconectado… Eso sufre todo tú si te queda testosterona remolona.
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