Los judíos empezaron todo eso..., y al decir ESO me refiero a las cosas que nos importan, a LOS VALORES FUNDAMENTALES que permiten que a todos -judíos y gentiles, creyentes y ateos- nos lata el corazón.
Sin los judíos veríamos el mundo con otros ojos, escucharíamos con otros oídos e incluso experimentaríamos otros sentimientos. No solo sería distinto nuestro espectro sensorial, el filtro a través del cual recibimos el mundo, sino que pensaríamos con una mentalidad diferente, interpretaríamos nuestras experiencias de otra forma y extraeríamos conclusiones distintas de cuanto nos acontece. También daríamos un rumbo diferente a nuestras vidas.
Al hablar de nosotros me refiero al NOSOTROS más habitual en los escritos de finales del siglo XX: A LOS HABITANTES DEL MUNDO OCCIDENTAL cuya mentalidad peculiar y vital ha contagiado todas las culturas del planeta, por lo que, en un sentido sorprendentemente preciso - y le guste o no-, la humanidad entera está incluida en ese nosotros.
Para bien o para mal, el papel que Occidente desempeña en la historia de la humanidad es singular. Por eso también lo es EL PAPEL DE LOS JUDÍOS, LOS INVENTORES DE LA CULTURA OCCIDENTAL. Nadie se parece ni remotamente a los judíos, siendo la suya una vocación única. Como no tardaremos en ver, la idea misma de VOCACIÓN, de destino personal, es una concepción judía.
El Legado de los Judíos
Thomas Cahill
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