Los niños en verano no llevan camisetas bonitas y corren muchos peligros con tanto movimiento que ha sido contenido todo el año.
Hormigas, arañas, cristales y mierda es la incomodidad de un niño en el parque y todos son huevos que no sabes quien los pone pero que es un roto y lo que verás con el paso de los años.
Cuando yo era pequeño e iba al colegio no era normal que yo y mis compañeros viéramos palurdos tan grandes como los que se ven ahora por la calle cuando llevo al niño por la mañana al campus del Estudiantes.
Ese coche no te ha hecho ser lo que eres y el respeto hacia uno mismo está en quien sientas a tu lado y cuando de noche vas a bailar con quien te besas y a quien acompañas a su casa y a la tuya en las noches de luna llena y que no se te cruce y atropelles al gato negro.
Como un testarazo de la Iglesia sobre Roma todos los santos no han valido la pena para llegar a esto y solo nos queda la Virgen para llevarla en volandas a que nos solucione los problemas porque si una vez lo hizo puede que siga haciendo nuestros milagros del vivir.
Ante el que no eran míos los tiempos cuando regresaba de los ejercicios espirituales de El Escorial y quedaban los meses suspendidos en pañales de Dios para que se cumpliera que en un día se solucionara todo lo de un año.
Después del cero va el horror, cuál será el hecho crucial en que me abandone Dios, cómo torceré la voluntad de los demás dioses, en un momento en que las redes están descansando, ni a un payaso le da por hacerlo mal en el metro, todos tienen la verdad y todos podrían contarla.
Va pisándonos los talones el tiempo y apurando la escalinata de descenso de nuestras casas y por los feos que hacíamos Dios no nos dio más tiempo y es difícil salvaguardarse de las miradas de voracidad de la gente y todo saldrá bien y no me explico que todavía haya gente pidiendo limosna y mordiéndose las uñas.
Espero vivir tantos años como el Edificio Gran Vía y tener un ligue con una negra con un reloj de oro y si trabajara de limpiacristales que ningún secreto me afecte y ver en la Dirección de Seguros una fuente de semen de color limón y en el tubo de escape de un taxista verse quemar con ajo los dólares y los jefes oficinistas mastuerzos que solo se casen con las estudiantes pitufas y que las mujeres se inclinen como rosetones de flores en los muros de las paradas de Madrid y una Medusa Grande haga las suyas en el intercambiador de la Plaza de Castilla.
Las gárgolas, quimeras y grotescas bestias de la crisis me son parapetadas en lo alto de los edificios de los barrios madrileños como si todos fuéramos los afectados del desliz de los permisivos políticos que formaron parte del Parlamento y que ahora a todos con dolor en las seseras no nos queda más que permitir al ciudadano llorar cuando no siente el hinchazón de los pies de tanto bregar con las antipáticas circunstancias donde cualquier cosa puede resultar aún más loca y solo queda poner pies en polvorosa para quien tenga parné para ello y sus hijos de tanta bordería entre el público.
Ya nadie cree en la inmortalidad, ni en la libre voluntad ni en el infinito Dios, solo creemos en el método de todos los días para ir a trabajar siendo la voluntad humana de los habitantes de Madrid bastante precaria en el tema del amor y respeto al prójimo porque todos han hecho una dejación de buenas atribuciones en los demás lo más que no se impliquen y estén apartados de los asuntos generales de todos los días y que los aborden con una delicadeza que ni se note con esa majestuosidad que está rayana en ellos.
July 25, 2013
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