Para Ferdinand de Saussure el lenguaje es la facultad humana para comunicarse por medio de la lengua. La lengua es una institución social con un fin comunicativo y por tanto eminentemente práctico. La lengua es una manifestación del lenguaje, y el habla su utilización real y concreta.
La lengua es el vehículo de la comunicación,
y el habla es el uso que se hace de ese vehículo.
La lengua es el código
y el habla el mensaje codificado.
La lengua existe en estado potencial,
como un sistema de signos almacenado en la memoria,
y el habla es la actualización de ese sistema.
La lengua es una institución social,
y el habla es su empleo por una persona en una situación específica.
La lengua es un producto fijo
que el individuo registra pasivamente,
pero ese mismo individuo
dispone libremente de su habla.
La lengua es lo esencial,
el habla lo accidental.
La lengua,
como estructura mental,
implica un mecanismo psicológico,
mientras que el habla involucra además
una dimensión física de la producción del mensaje.
La lengua es la suma de acuñaciones depositadas en el cerebro, como un diccionario de formas existentes que se hubiera repartido a los individuos de una misma comunidad lingüística, y que es común a todos ellos sin depender de su voluntad individual.
El habla es la suma de lo que los individuos dicen, incluyendo sus combinaciones particulares, dependientes de su voluntad y de sus actos de fonación para enunciarlas.
El acto del habla requiere la participación de al menos dos individuos. El proceso de la comunicación comienza cuando en el cerebro del emisor se relacionan ciertos conceptos con su imagen acústica. Luego, el cerebro transmite los impulsos correspondientes a los órganos fonadores, que producen las vibraciones que llegan como sonido a los oídos del receptor; de ahí, los impulsos pasan a su cerebro, donde son descodificados e interpretados. La asociación del concepto a la imagen acústica (entidad psíquica) da lugar a la formación del signo lingüístico, elemento fundamental de la lengua que es un sistema de signos que expresan ideas, al igual que otros sistemas como el de señales marítimas, el lenguaje de los sordomudos… y que son objeto de estudio por parte de la semiología.
En lingüística el inmotivado es el rasgo universal del signo lingüístico, reflejo de la relación totalmente arbitraria que existe entre significado y significante. Este postulado se opone por tanto a las teorías sobre el origen onomatopéyico del lenguaje con independencia de que en toda lengua ciertas palabras concretas sí presenten esta motivación, bien directa (onomatopeyas como gorjeo, rasgar), bien indirecta (derivación morfológica, construcciones en sentido figurado).
Añade Noam Chomsky que la mente del individuo contiene ideas innatas, estructuras básicas de la lengua que le permiten generar un número ilimitado de oraciones. Los elementos fundamentales de la lengua son las estructuras sintácticas básicas (estructura profunda), que representa el aspecto mental interno que permite crear el aspecto físico externo de la lengua… Destaca el aspecto creativo de la lengua: las frases que se producen no vienen dadas, sino que se generan en la mente a partir de ciertas matrices sintácticas… Y la lengua no es solo un código independiente: su uso conlleva una serie de actos (aconsejar, amenazar…), y tampoco se agota en sus constituyentes básicos (signo, sintagma, frase), sino que se despliega en sistemas mayores (texto, discurso, literatura).
Los principios mediante los cuales la mente humana capta los conocimientos lingüísticos son innatos. El lenguaje es una aptitud específicamente del género humano, en contraposición a la comunicación no articulada de otras especies vivas. La predisposición genética de la mente humana para adquirir la lengua funciona como una estructura que se activa por el entorno, como si fuera un marco universal de referencia apto para ser rellenado con los datos concretos de la lengua nativa de cada hablante y dotado incluso de elementos de una gramática universal.
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