EL APÓSTO DE ANDALUCÍA Y DEL CONCILIO DE TRENTO.
San Juan de Ávila es un ejemplo de un sacerdote santo y ejemplo para la nueva evangelización, configurado con Cristo Sacerdote y Pastor, pobre y desprendido, casto, obediente y servidor con vida de oración y honda experiencia de Dios, enamorado de la Eucaristía, fiel devoto de la Virgen, y en formación permanente integral, padre y maestro en el sacramento de la penitencia, guía y consejero de espíritus, discernidor de carismas y preocupado por la educación de los niños y de los jóvenes.
Él encarnó en su vida la pobreza y el amor a los pobres. Cuando celebró su Primera Misa en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) repartió todos sus bienes entre los pobres. Se hospedaba y vivía en casas pobres, como la que todavía se puede visitar en Montilla. Como criterio de discernimiento en los candidatos al sacerdocio señala el espíritu de pobreza, y de los sacerdotes dice que son "padres de los pobres". Llama la atención de los gobernantes para que se preocupen de los pobres, eviten gastos superfluos y proporcionen trabajo para todos.
Pone como ejemplo a las cofradías o hermandades que tienen un hospital, como el fundado por su discípulo San Juan de Dios. Las mismas escuelas que él fundó iban destinadas preferentemente a niños pobres, consciente de que no basta una caridad asistencial sino que se necesita también la promocional.
Particularmente a los sacerdotes aconseja una celebración fervorosa de la Santa Misa, lo cual exige recogimiento y santidad de vida. Él se pasaba horas ante el sagrario, donde Cristo "se quedó por el gran amor que nos tiene".
Y junto a la Eucaristía, el sacramento de la penitencia, al que dedicó muchas horas como confesor, sabiendo que es el lugar donde se restablece la amistad con Dios, y al que exhortaba continuamente en sus sermones.
Vivía de oración, en la que gastó la mayor parte de su vida. Ordinariamente oraba dos horas por la mañana y dos por la tarde. La define como "una secreta e interior habla con que el ánima se comunica con Dios". Continuamente exhorta a tener experiencia de oración, que no es tanto cuestión de métodos, sino de actitud filial y de humildad y simplicidad de niños.
Como él escribía "los que no cuidan de tener oración, con sola una mano nadan, con sola una mano pelean y con un solo pie andan".
Mensaje de la Conferencia Episcopal Española
al Pueblo de Dios en el V Centenario
del Nacimiento de San Juan de Ávila
noviembre del 1999
September 14, 2011
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