September 22, 2011

LA CONFIRMACIÓN

Confirmarse quiere decir hacer un "contrato" con Dios. El confirmando dice: Sí, Dios mío, creo en ti. Dame el Espíritu Santo para pertenecerte totalmente, para no separarme nunca de ti y para dar testimonio de ti toda mi vida en cuerpo y alma, con hechos y palabras, en los días buenos y en los días malos. Y Dios dice: Sí, hijo mío, yo también creo en ti, y te concederé mi Espíritu, me doy yo mismo. Te perteneceré totalmente. No me separaré de ti nunca, ni en esta vida ni en la eterna. Estaré en tu cuerpo y en tu alma, en tus hechos y palabras. Incluso cuando tú me olvides, yo estaré ahí, tanto en los días buenos como en los malos.

Todo cristiano católico que ha recibido el Sacramento del Bautismo y que está en "estado de gracia" puede ser admitido a la Confirmación.

Estar en "estado de gracia" quiere decir no haber cometido ningún pecado grave. Por un pecado mortal el cristiano se separa de Dios y sólo puede ser reconciliado de nuevo con él mediante la Confesión. Un joven cristiano que se prepara para recibir la Confirmación se encuentra en una de las fases más importantes de su vida. Por ello hará todo lo posible para comprender la fe con su corazón y con su inteligencia; pedirá el Espíritu Santo a solas y con otros; se reconciliará de varios modos consigo mismo, con las personas de su entorno y con Dios; aquí tiene su sentido la Confesión, que acerca también más a Dios aun cuando no haya cometido ningún pecado grave.

Pongo delante
de ti la vida y la
muerte, la bendición y la
maldición. Elige la vida,
para que viváis tú
y tu descendencia.

Dt 30,19


Oh Dios, crea en
mí un corazón
puro, renuévame por
dentro con espíritu
firme.

Sal 51,12


Acercaos a Dios
y él se acercará
a vosotros.

Sant 4,8


El Espíritu del
Señor, Dios,
está sobre mí, porque
el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar
la buena noticia a los
pobres, para curar los
corazones desgarrados,
proclamar la amnistía
a los cautivos, y a los
prisioneros la libertad.

Is 61,1


Digo que
importa mucho, y
el todo, una grande
y muy determinada
determinación de no
parar hasta llegar, venga
lo que viniere, suceda lo
que sucediere.

SANTA TERESA DE JESÚS


(YOUCAT JMJ, Catecismo Joven de la Iglesia Católica)

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