En una sociedad que pretende considerarse decente a sí misma no puede excusarse ninguna forma de violencia, pero la violencia contra los niños constituye con seguridad la expresión más abominable de la violencia. Somete a los más vulnerables y a los más débiles a la indignidad, a la humillación, a la degradación y a los mayores daños.
Existen conceptos de valores democráticos que, con la situación que prevalece en África, no han sido fácilmente aplicables y se ha producido un alto grado de corrupción en algunos de los países africanos.
Durante siglos, un continente antiguo se ha desangrado por las muchas y profundas cuchilladas que ha recibido. En los primeros tiempos, perdió millones de sus hijos e hijas más capaces en un negocio de esclavos que definía a estos africanos como apropiados para la esclavitud.
Pero a causa también de nuestro pasado, necesitamos esforzarnos mucho más y romper el círculo vicioso de la dependencia que nos han impuesto los económicamente poderosos, aquellos que están al mando del inmenso poder del mercado y que se atreven a modelar el mundo a su propia imagen.
En todo el mundo el agua se considera alto tan precioso como la misma vida. Aquí en Sudáfrica representa incluso más que la vida. Y aún durante cuarenta y ocho años, y más, millones de personas de entre nuestra gente no fueron considerados merecedores de cubrir esa simple pero básica necesidad.
¿Hemos tenido que esperar hasta la llegada de la democracia?
Los blancos disfrutan del que podría ser el nivel de vida más alto del mundo, mientras que los africanos viven en la pobreza y la miseria. La falta de dignidad humana experimentada por los africanos es el resultado directo de la política de supremacía blanca.
Durante tres siglos los blancos han intentado contarle al hombre negro que no tiene historia, civilización o identidad de las que pueda estar orgulloso: que solo los blancos tienen un pasado, una herencia cultural y una conciencia común de su misión en la vida.
Los poderes coloniales nunca desarrollaron realmente África en los territorios que dominaron. Las pequeñas infraestructuras que pusieron en marcha estaban siempre dirigidas al colonizador, nunca a la población autóctona.
Aunque el mundo ha progresado mucho durante el siglo XX, la vida de una gran parte de la humanidad se ve todavía azotada por la pobreza, la violencia, el hambre, la enfermedad y el deterioro medioambiental.
Se escogerá una política económica exclusivamente a partir de nuestra determinación de conseguir que la economía actúe a pleno rendimiento desde el punto de vista de asegurar el pleno empleo, la máxima productividad y el desarrollo de una conciencia social.
El proyecto democrático en el que estamos todos interesados no puede tener éxito si la economía no puede cumplir su función.
La mayoría de nuestros niños, especialmente en provincias rurales, todavía no tienen acceso a una educación básica o dependen de instituciones que carecen de medios educativos y del material necesario para una enseñanza y un aprendizaje efectivos.
La división entre ricos y pobres, los privilegiados y los necesitados, los poderosos y los marginalizados, se ha convertido en una distinción marcada básicamente por el acceso al conocimiento y a la información. Aquellos que tienen acceso al conocimiento más actual mantienen su ventaja en todos los campos de la vida social, política y económica de hoy en día.
La educación es el arma más poderosa que podemos utilizar para cambiar el mundo.
A ningún niño africano, y en realidad de ningún lugar del mundo, se le debería negar la educación. Sé que podemos alcanzar esta meta.
Crear un mundo en el que los niños tengan acceso a una buena educación no está más allá de nuestra capacidad.
En este mundo, en el que tenemos los medios para curar muchos de los cánceres que hace solo una década se consideraban mortales, somos sin duda capaces de vacunar a todos los niños contra las enfermedades mortales que les aquejan.
No se lo dejéis al gobierno... Tú, tú mismo, debes tomar la iniciativa allá donde estés, para asegurar que tus vecinos, sea cual sea la enfermedad terminal que sufran, reciban amor, apoyo y cualquier otra cosa que puedas conseguir para que se olviden de sus males y sientan que son seres humanos; que son queridos por aquellos que los rodean.
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