El Diablo puede constituir a una persona como Tanatorio y que nos envuelva en la vida como serpentina y puede hacer que una corredora nos corte el paso a media distancia como en los Juegos Olímpicos.
Y que un loco vestido igual que nosotros sea nuestro espejo aunque maneje muy bien el móvil y que una Penélope no nos deje salir del interior de su paraguas que siempre lo lleva abierto pero solo ella recibe los billetes verdes.
Mientras el Oso Yogui y el Hombre de las Nieves el Yeti se sientan como modelos de la vaguería a nuestro lado en el autobús y la Gitana Goyesca haga cuentas de los pasos que le quedan para palmarla al hombre-reloj.
II EN LA CALLE
Pero si me hubiera levantado una hora antes y hubiera apurado la taza del desayuno habría visto mujeres madrugando y operarios trabajando.
Y así en el transcurso del día sostenemos en una mano la cuerda de horca con las mismas cosas innecesarias que consumimos y que son ídolos que ofenden el celo de Dios que nos desea ver como templos limpios.
Y directamente llevamos la bolsa de basura negra en la cabeza y nuestra figura de cera va derritiéndose según llega el calor del Infierno.
III EN LA CALLE
Porky irá mascullando tus impurezas y errores de las que se alimenta y te las irá escupiendo en la cara y Dios quiera nunca sea tu jefe.
Cuando una pareja de viejos interesados y mezquinos se hacen frente con los años va repartiendo males de ojos a diestro y siniestro y resultan ser la Boda de los Miasmas.
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