Los actores o multitud somos representadores de la virtud social. Los autores o Gobieno son propietarios de los actores, si al Estado le crecen los guardianes o policías que, a las órdenes de Corcuera, nos sancionarán con 50.000 pesetas por no llevar el DNI en el bolsillo. Según Hobbes (ya que no somos niños, ni cretinos, ni locos), los actores son fiadores de los autores de la ley.
En su inconsciente eres un sospechoso. La sospecha la asienta el refranero en "piensa el ladrón que todos son de su condición". No son ya las distantes espartaquiadas las que rompen los remos, sino el avance de la sesuda opinión en la que se basa el reflujo de las elecciones de nuestros autores.
No es anarquismo pedir, a lo Proudhon, justicia social y libertad individual. El Gobierno no deja atrás la "edad del poder" para adentrarse en el mañana, en la "edad de la justicia".
CARTAS A EL INDEPENDIENTE, mayo 1991
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