March 29, 2013

LA TELEPATÍA DEL TIEMPO

Se suele usar este término vulgarmente para la detección de sucesos, sensaciones o pensamientos de otras personas, sin que se sepa cómo se han detectado. Rupert Sheldrake utiliza este término para la posesión de la capacidad de detección por algunos animales de los campos electromagnéticos.

En efecto, muchos animales pueden detectar campos eléctricos artificiales, aunque se conoce bastante poco de la base sensorial de sus comportamientos. Algunas bacterias, por ejemplo, se orientan de acuerdo con la posición de un magneto en el laboratorio. Esta orientación se debe a la presencia en estos animales de cristales de magnetita, que también están presentes en el abdomen de abejas y en la retina de palomas.

En la naturaleza existen peces eléctricos, como la raya, que producen electricidad para paralizar a las presas, aunque estos animales no tienen un sentido para la electricidad; pero otros peces sí, como algunos tiburones europeos que son capaces de detectar sus presas, aunque se encuentren enterradas en la arena gracias a las distorsiones de los campos eléctricos locales. Estos animales poseen sensores para los campos eléctricos en la superficie del cuerpo, sobre todo cerca de la cabeza.

Otros peces, como los mormíridos, generan sus propios campos eléctricos y también poseen sensores para las modificaciones eléctricas del entorno.

Las habilidades navigatorias de algunos animales siempre han sorprendido al hombre, entre tanto, se sabe que muchos utilizan una brújula solar para su orientación y otros, como las palomas, detectan los débiles campos magnéticos terrestres. Otros pájaros migratorios han desarrollado la capacidad de orientación gracias a los planos de luz polarizada en la puesta del sol, cuando comienzan su viaje, así como por la posición de las estrellas en el firmamento durante la noche. El saltamontes de playa se orienta con el sol como compás durante el día, pero en las noches de luna lo hace con ella.

Algunas tortugas y ballenas utilizan los campos magnéticos para orientarse. El fondo del mar tiene depósitos de lava que, probablemente, son usados por las ballenas como señales magnéticas durante su migración.

Generalmente son utilizadas otras señales, aparte de las magnéticas, para la orientación; así, por ejemplo, muchas aves migratorias utilizan también señales visuales, acústicas y químicas, en este último caso, diferenciando los distintos niveles de concentración de determinadas sustancias.

Se ha denominado al fenómeno de telepatía el "(sexto o?)(séptimo sentido)". Telepatía es un concepto utilizado por vez primera por el científico de Cambridge H. Meyers para caracterizar la presunta capacidad de algunas personas de leer los pensamientos de otras, no importa a qué distancia se encuentren. Se han realizado innumerables experimentos que apuntan en esa dirección y que han convencido también a muchos científicos de su existencia.

Una de las personas que más han estudiado este tema es Rupert Sheldrake, que está convencido de la existencia de los llamados "campos morfogenéticos", que unirían a unas personas con otras de forma desconocida e invisible. Suele poner como ejemplo el hecho de que en Inglaterra los paros (tipo muy común de pájaro) aprendieron en muy poco tiempo a levantar la tapadera de aluminio que cubre las botellas de leche para beberla y que este aprendizaje se extendió rápidamente por toda Inglaterra. Para Sheldrake esto se debió a la utilización de sus presuntos campos morfogenéticos.

Desde luego, la telepatía es quizás el fenómeno paranormal más aceptado, debido a la experiencia de muchas personas de haber tenido alguna vivencia que apuntaba en esa dirección. Según Sheldrake cualquier persona tiene esa capacidad, que podría entrenarse para hacerla manifiesta. Este científico es también de la opinión de que los animales poseen asimismo estas facultades, como repetidamente se ha informado de animales domésticos, por ejemplo, perros y gatos que "adivinaban" lo que sus amos deseaban o pensaban. En esto habría que objetar que no sabemos con detalle cómo se manifiesta el lenguaje límbico, es decir, el lenguaje de gestos y expresiones emocionales que estos animales pueden captar, precisamente porque poseen, al igual que nosotros, un sistema límbico. Puede ser que esta ignorancia nuestra sea la culpable de que atribuyamos a la telepatía los fenómenos de comunicación entre animales y humanos tan conocidos.

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Según lo que dijimos anteriormente, los cerebros serían máquinas de predicción del futuro que utilizan la información recogida en experiencias pasadas para predecir aquellos sucesos futuros que son relevantes para la supervivencia. Este otro aspecto que incluye el movimiento es ya más elaborado y característico de sistemas nerviosos evolucionados.

Necesitamos saber lo que ocurre a nuestro alrededor y encontrar un sentido a lo que experimentamos para poder predecir el futuro y también para tomar decisiones. Y para saber mejor lo que ocurre en el entorno, insisto, el movimiento es fundamental (?).

El hecho de no encontrar en el reino animal ningún cerebro tan complicado como el nuestro ha hecho siempre pensar que la evolución partía de lo más simple y se dirigía siempre hacia lo más complejo, concepto hasta ahora defendido por muchos biólogos. Detrás de esta concepción está la noción de progreso, que surge en el siglo XVIII, sosteniendo que el futuro es siempre mejor que el presente. Este concepto fue imperante durante todo el siglo XIX.


¿Qué sabes de tu cerebro?
Francisco J. Rubia

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