Normal que parezca que
algunas personas los tengan pegados con super glue a la palma de la mano. No hay momento en el que
se deje de mirar a la pantalla ¡Hasta paseando por la calle! No sería de
extrañar que ocurrieran accidentes. Eso no puede ser bueno. Tanto que algunos
especialistas ya han diagnosticado problemas serios a causa del vicio que generan.
Surge a
raíz de un miedo
irracional a la incomunicación, de no tener operativo el móvil
o el ordenador. Encarna esa idea de que estos aparatos son una extensión al
cuerpo humano. Algo parecido al dolor fantasma,
una sensación incómoda que surge al sentir un miembro amputado. En este caso se
padecen ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolores de cabeza y de
estómago.
Si alguna vez te has olvidado tu
dispositivo para ir a por el pan, pasear al perro o ir a la comida familiar y
has sentido que te
faltaba algo.
¿Te ha pasado alguna vez que has sentido que tu móvil vibra, lo miras y no tienes
mensajes? Si te ocurre mucho... mal asunto, significa que sufres esta
enfermedad. El cerebro se adecua a las vibraciones y las relaciona con una
alerta del smartphone. Por ello, cuando notas algo parecido, crees
que tienes algo nuevo que
ver en la pantalla.
Más bien es una tendinitis, solo que
provocada por estar todo el santo día mandando
mensajes. Los
pulgares no descansan, hacen un esfuerzo mayor que un perro intentando no pedir
durante la comida. Al final, las articulaciones de las falanges,
muñeca e incluso del cuello se
resienten y generan dolor.
Significa
el miedo de perderse algo. Viene generado a causa de las redes sociales y la posibilidad de estar conectado a ellas constantemente.
Lógicamente, gracias al móvil. Consiste en el terror
a ser excluido, a ver que los conocidos tienen unas vidas
estupendas e interesantes que la propia, porque en las redes sólo se exhibe lo
mejor.
Hagas lo que hagas, sabes que podrías estar haciendo algo mejor.
En cualquier momento abres Twitter o Instagram- este sobre todo desde la
inclusión de las historias- ves que todo el mundo se lo está pasado bomba.
Ahora, descansar tranquilamente en casa con tu
familia es una causa de ansiedad. Gracias a la perpetua
conectividad, sientes que pierdes el tiempo con los tuyos. Está enormemente relacionado con las dos anteriores.
¿Estás con amigos tomando unas cervezas? Mejor estar hablando a través
de Whatsapp con alguien que no tienes delante. Peor aún,
cotilleas las redes sociales. Esto se está convirtiendo en toda una costumbre
que a muchos no sienta bien, ya que puede ser una falta de respeto y educación al no hacer nada de caso a quien te está
hablando.
Ni siquiera hay gente concentrada en trabajar ni matándose a trabajar. Tantas interferencias, tantas novedades, los cerebro planos y los cuerpos agotándose. ¡Qué mareo! Me gustaría pasear y experimentar lo físico, respirar el aire, tener sensaciones y un buen corazón con los demás más allá de lo imaginativo automático. ¡Y nos estamos quedando ciegos!
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