May 28, 2015

LA LÍNEA DEL METRO DE INTERSECCIÓN EN GREGORIO MARAÑÓN III

Los negros van al gimnasio para ligarse a españolas, cuando se acaben los móviles ya no van a saber en qué emplear el tiempo, por las tardes veraniegas todos los gays salen en bicicleta de Chueca a la Gran Vía, Esperanza Aguirre sale con todas sus señoras de ver las obras de teatro de la capital en ellas basan su moral liberal, no tomo en consideración el papel que hacen los demás porque todos están a los ojos de Dios pero que nadie atropelle/ busco al genio de la libertad de preocupaciones activo,/ porque ha encontrado un sentido verdadero a su vida,/ zorras y culebras siempre insatisfechas,

Espero que nos sigamos queriendo.
Para odiarnos mejor tomar distancia.

Las mujeres como docenas de huevos y los hombres como cartones de embalaje, ir por la calle admirándolas a todas en vez de odiarlas,/

No había que adentrarse mucho en lo que es una mujer.
Las mujeres solitarias eran muy exigentes.
Un día las mujeres eliminaron a los calvos/ a los barrigudos/ a los viejos/ a los pobres/ a los chulos...
Ellas todas estaban exterminando a los hombres de la ciudad.
Madrid se llenó de merodeadores inhóspitos y víctimas masculinas.
¡¡Hagamos 100.000 denuncias por maltrato como a las mujeres como a Sofía Vergara que riñen violentamente con nosotros!!¡¡Echémosle a la policía y a los jueces!!
¡Sepamos de los duelos de florete verbal con rasguños!

Vinieron unos tiempos en que a los hombres les convenía apartarse de las mujeres porque estaban acaparadoras y agresivas, cuando el aire da en mis orejas es cuando realmente pienso, la calle es un mar de la psique palpable, la mujer con su bolso a diferencia del hombre, qué tonto y noble es el hombre y ellas qué pobrecitas y qué listas, queremos al hombre protagonista o con la cabeza bajada ante la mujer cangreja, la risa de sobrada de la piwi que no es pija, no me parece bien que por una causa baladí un hombre se tenga que emparejar con una mujer, la misma que te cuida las plantas luego echa colillas de tabaco en las macetas, si una colosal nube de polvo desde Colmenar sepultara al Gineceo en que se ha convertido Madrid,/ cuánto orgullo herido y triunfante respiran las mozas,/ cómo vendrá Dios en nuestra salvación cómo nos haremos Capitanes Truenos desmontándolas de sus bicicletas de colores de Washington,/ una mujer que no pide nada que no está en el sistema y que me sigue esa es mi mujer pero yo ya no estoy para ninguna mujer a no ser que me sorprenda con el Paraíso porque yo soy el Nuevo Adán de Alcobendas, jóvenes cronopios perfectos para formar familia, ellas van vestidas de negro como muy arbitrarias, como pulposas saben llevar las tareas de la casa con trazas de enredadera arácnida, quién de esas dos personas mayores lleva los pantalones/ quién manda sobre quién, y por Dios cuándo volveré a enamorarme.



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