Mi primer divorcio fue con el cuerpo, qué pasa cuando el cuerpo es tu enemigo, cuando hace lo que le da la gana cuando solo las bajas pasiones lo mantienen contento a expensas de otros órganos vitales y superiores del mismo, cómo llegar a un equilibrio con él, no basta verte con buena cara y mala barriga, sino si ya no estás para andar mucho contigo, cuando es un saco sin fondo de líquidos y comida, de duchas y jabones, de estar cómodo en el sofá y no mucho quiero trabajando.
Esperando a que reaccione le entretengo con el baile, los requiebros estimulantes del amor y el ejercicio del sexo.
¿Pero ya no hay nada más?¿Que no quiere obedecer?
Entonces me dedicaré al alma como llama encendida que lo prenda y lo haga espabilar al cuerpo.
Es cierto, con las buenas acciones a los otros el cuerpo vibraba, se estimulaba y sonreía.
Tantas personas con cuerpos grasa e insensibles y con el alma adormecida... cómo estar en guardia con el alma para no dejar pasar la oportunidad de amar más y mejor y hacer el bien por doquier.
El alma haría el bien y el cuerpo obedecería para ello: entonces llegaron a un acuerdo.
De resultas que el alma era el leit motiv para que el cuerpo estuviera sano, que el cuerpo solo obedecía al alma, ni siquiera a la mente, que las órdenes eran de virtudes y para ganar el Cielo.
El alma había que mantenerla bella pero no en paz debía operar para ganarse la fama y la inmortalidad y para revivir a su hermano el cuerpo.
El cuerpo agradecido daría expresión al alma en sus gestos y movimientos.
El alma buscando estar junto al Sumo Bien haría un mundo mejor, de cuerpos puros y bellos llenos de sudoror, el oro de la virtud, y el cuerpo viviría muchos años para ver el Alma Más Grande y Hermosa abriéndose paso por la calle.
May 02, 2015
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