Sevilla-1836
Madrid-1870
Poeta español, el más genuino representante del Romanticismo.
Fue hijo del pintor sevillano José Domínguez Bécquer y de Joaquina Bastida Vargas.
Su padre murió cuando tenía cinco años y su madre seis años después.
Fue recogido por un tío suyo junto con su hermano Valeriano con el tiempo un notable pintor y siempre un punto de referencia importante en su vida.
En esta época ejerció una gran influencia en su formación su madrina Manuela Monnehay, poseedora de una gran biblioteca de autores españoles y franceses, que el futuro poeta frecuentó.
Estudió algunos años para ingresar en la Escuela Náutica pero al no conseguirlo Gustavo Adolfo se entregó apasionadamente a la lectura.
Tuvo una vocación literaria muy temprana a los 12 años compuso una Oda a la muerte de don Alberto Lista.
Desde sus inicios usó el apellido Bécquer el segundo de su padre por parecerle más adecuado para sus aspiraciones artísticas.
En 1854 se trasladó a Madrid y ejerció como periodista en El Mundo, El Porvenir y en revistas como La España Musical y Literaria.
Participó de la bohemia madrileña en la medida que su frágil salud se lo permitía.
Vivió intensos amores y penalidades económicas.
En 1858 enfermó gravemente. Es el año en que inició las Rimas, inspiradas algunas de ellas en su pasión por Julia Espín, al tiempo que se ganaba la vida haciendo versiones de obras teatrales francesas.
En 1860 conoció a la que sería su mujer Casta Esteban con quien se casó un año después al parecer sin amarla. La pareja tuvo tres hijos y se separó hacia 1869 un año antes de su muerte.
De 1861 a 1865 Bécquer escribió la mayor parte de las leyendas, algunas rimas, las Cartas literarias a una mujer y numerosas crónicas periodísticas y gacetillas.
También por estas fechas pasó temporadas en Soria y sus alrededores, y escribió las Cartas desde mi celda.
Entre 1864 y 1865 dirigió el periódico El Contemporáneo que contaba con colaboraciones de Valera, Castelar y Pérez Galdós. Tras su cierre fue nombrado censor de novelas por el ministro González Bravo que admiraba su obra.
Tras los sucesos revolucionarios de 1868 pasó una temporada en la casa de su hermano Valeriano en Toledo.
Una pulmonía con secuelas hepáticas acabó con su vida a los 34 años.
Bécquer no es solo el autor de las Rimas y las Leyendas sino de una copiosa y dispersa obra periodística en la que en cierto modo continúa la estela de Larra.
Escribió también la primera parte de una Historia de los templos de España, uno de sus primeros proyectos literarios, que no pudo llevar acabo. Influido por El genio del cristianismo de Chateaubriand quiso hacer hacer en ese libro un gran poema de la cristiandad mezclando datos documentales con exaltación lírica.
En 1858 durante una convalecencia publicó su primera leyenda El caudillo de las manos rojas. Las demás entre ellas títulos como Los ojos verdes, Maese Pérez el organista, El rayo de luna, La cueva de la mora o La corza blanca continuaron apareciendo en prensa hasta 1864. Póstumamente se publicaron juntas en un volumen un año después de su muerte.
Con las Leyendas toma cuerpo en la literatura española la idea de llevar la poesía a la prosa, de escribir poemas en prosa.
Un fondo tradicional, estrictamente español o del folclore europeo, alienta en todos estos relatos salvo en los de carácter ideal que no obstante tienen que ver con la fantasía popular. El más allá se confunde con la vida mundana, lo ideal se mezcla con lo real, las imágenes soñadas con las vividas en la vigilia.En las mejores de ellas Bécquer consigue aunar de manera magistral el temblor y la belleza.
Las Cartas literarias a una mujer fueron publicadas en la prensa en 1860-61 y son un documento precioso para conocer la poética del autor de las Rimas. Fueron incluidas en la segunda edición de sus obras en 1877.
Entre mayo y octubre de 1864 publicó en El contemporáneo nueve cartas tituladas Desde mi celda enviadas desde el monasterio de Veruela. Pertenecen a un género ambiguo: crónica, confesión y reflexión sobre la vida y el arte. Algunos críticos las consideran uno de los más depurados modelos de prosa decimonónica.
En cuanto a la obra poética Bécquer había reunido sus versos en un manuscrito que no vio la imprenta y que sin duda se perdió.
La primera edición fue la que prepararan sus amigos Rodríguez Correa, Augusto Ferrán y Narciso Campillo para la publicación póstuma de 1871.
Los límites de su creación pueden fijarse entre los años 1859 y 1868.
La escritura de esta poesía no es coetánea del Romanticismo que por estas fechas era ya un movimiento desdeñado.
Pero junto con la obra de Rosalía de Castro las Rimas son las que mejor encarnan el espíritu romántico en la literatura española. En ellas no solo consigue sortear los excesos de la falsa retórica y el amaneramiento de tantos autores precedentes sino que con un estilo directo de sencilla apariencia y de gran intensidad (estética del sentimiento) logra alcanzar muchas veces la profundidad del mayor Romanticismo alemán y francés.
Algunas de las Rimas son quizá los poemas cultos más populares de la literatura española.
La poesía de Bécquer tuvo una honda repercusión en varios poetas de la generación del 98, especialmente en los hermanos Machado, y sin duda en Alberti, Lorca, Cernuda, Guillén y Aleixandre, que lo consideraron uno de los principales puntos de partida de la poesía del siglo XX.
April 20, 2015
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