Si pensara que las virtudes son mías, quién me dio el día de abrir los ojos, toda mi vida ha sido pecado tras pecado, los pobres y los que sufren están esperando y yo tan regalado, el campo está lleno de abrojos y yo tan tranquilo, este mundo cansado y agobiado y no tiene donde reposar y yo lo miro sin comprensión, solo tener a Dios es mi pasión y es mi ejemplo por la vida gozarme en Él sin perder la paz y la tranquilidad, sin tener miedo a mis muchos enemigos y ayudando a mis hermanos en la fe pero dime qué más debo conquistar.
Dicen que los madrileños hablan claro y fino y que se les entiende en todas partes y que se hacen entender y que ya no son tan chulos y chisperos porque quieren ser trabajadores y santos como san Isidro y santa María de la Cabeza.
July 21, 2011
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