A fines de 1944, toda la resistencia
armada anticomunista fue vencida. Por lo tanto, la mayoría de los líderes de la
Balli Kombëtar se exiliaron en Italia, y quienes no pudieron hacerlo fueron
casi en su totalidad apresados y ejecutados.[cita requerida]
Tras implantar una economía centralizada,
el régimen comunista ejecuta una reforma agraria en 1945 que eliminó el
control de las tierras agrícolas por las antiguas grandes familias de terratenientes y ejecutaron un reparto de
tierras que entregó parcelas de terreno a los pequeños campesinos. A finales de
1945 se ejecuta una socializaciónde todas las industrias y propiedades agrícolas, que
pasan a convertirse en granjas colectivas según el modelo
marxista, el comercio es también
socializado y los intercambios comerciales con países capitalistas quedan prohibidos.
Posteriores normas sociales otorgaron la emancipación a las mujeres y eliminaron
los restos de feudalismo, así como
las muy arraigadas costumbres sociales derivadas de éste tales como pleitos de
sangre, asesinatos de honor, privilegios
aristocráticos, etc.
Simultáneamente, el nuevo régimen
persigue a todo atisbo de oposición interna, condenando a muerte a muchos
disidentes y encarcelando a otros centenares de sospechosos, lo
cual significó en la práctica el asesinato, encarcelamiento o exilio para gran parte de la élite política y económica que existía en
Albania antes de la ocupación italiana en 1939, siendo que la represión se
extiende a lo largo de 1945 contra casi todas las familias aristocráticas o de la incipiente clase media.[cita requerida]En
enero de 1946 queda formalmente suprimida la monarquía y Albania queda convertida oficialmente en
una república gobernada por Enver Hoxha, donde el poder político es
monopolizado por el Partido
Comunista de Albania, reforzando la persecución a los opositores de
acuerdo a los modelos del estalinismo. Las elecciones de diciembre de
1945 confirman la nueva situación política en tanto los comunistas sólo
permiten la participación sus propios candidatos.
La vecina Yugoslavia asumió desde 1945 una gran
influencia política y económica en Albania, en tanto las destrucciones de la
guerra habían agravado el atraso y pobreza que habían caracterizado a Albania
desde muchos años antes de la Segunda Guerra
Mundial. Para la reconstrucción del país y la puesta en marcha del
proyecto de Enver Hoxha se hacían necesarios técnicos y capitales, los cuales
son proporcionados por los yugoslavos, donde a la vez reside una fuerte minoría étnica de
albaneses en la región de Kosovo. Esta influencia
causa el recelo de Hoxha hacia el mariscal Tito, el carismático presidente
yugoslavo, mientras que su propio lugarteniente Koçi Xoxe auspiciaba en abril de 1948 la
idea de integrar económicamente a Albania en la federación yugoslava, e incluso
convertir a Albania en la séptima república federativa de
Yugoslavia.
Los dirigentes políticos albaneses
empezaron a cuestionar la influencia yugoslava en lo político y económico a
partir de 1947, mientras Yugoslavia compraba materias primas de Albania a precios
relativamente bajos y se negaba a pagar precios mayores. Mientras tanto, los
capitales yugoslavos habían construido diversas industrias en territorio
albanés, pero el gobierno de Belgrado insistía en que Albania se dedicase mayormente a la
producción de materia prima para el mercado yugoslavo; este proyecto chocaba
frontalmente con el deseo de los líderes albaneses que deseaban aumentar el
volumen y calidad de la industria pesada
albanesa en lugar de reducir el papel económico de su país a ser simple
proveedor de materia prima barata
para Yugoslavia. A lo largo de los años 1946 y 1947 Yugoslavia entrega gran
cantidad de dinero a Albania para desarrollar proyectos de infraestructura e
inclusive los fondos obtenidos por Albania de las Naciones Unidas debieron
gastarse en la compra de maquinaria yugoslava.
En junio de 1948 la Kominform condena la política de Tito como desviación ideológica y
precipita la ruptura entre Yugoslavia y la Unión Soviética.
Ante ello, el 1 de julio de 1948, Enver Hoxha rompe relaciones económicas
con Yugoslavia,
liquidando de inmediato a todos los elementos titoístas del
régimen, además de cancelar todos los pactos de cooperación económica y
cultural con el gobierno yugoslavo, mientras retira su legación diplomática
de Belgrado y ordena a los estudiantes y
técnicos albaneses capacitándose en Yugoslavia volver a su país de inmediato,
al mismo tiempo que la frontera entre ambos países quedaba completamente
cerrada (seguiría así hasta 1990). Albania acusaba a los comunistas yugoslavos
de chovinistas e imperialistas, y afirmaba que en Belgrado había planes de invadir Albania
y convertirla en la "séptima república yugoslava" mediante un ataque
militar. Mientras tanto Enver Hoxha aprovechaba la ocasión para eliminar
rivales dentro del gobierno, así Koçi Xoxe fue expulsado del gobierno en
octubre de 1948 y luego condenado a muerte y fusilado en junio de 1949. En
diciembre de 1950 se consumaría la ruptura cuando Yugoslavia retira a su
legación diplomática de Tirana.
Ese mismo año, en el congreso del
Partido Comunista de Albania, este pasa a llamarse Partido del
Trabajo de Albania, siguiendo el consejo de Stalin. Enver Hoxha
convierte al régimen en una fiel copia del estalinismo, incluyendo el culto de la
personalidad a Stalin y Enver Hoxha. Se fortaleció también el aparato
represivo mediante la Sigurimi, la policía
política albanesa, copiada de la KGB soviética.
La gran importancia del aparato represivo causó que pronto el jefe de la Sigurimi, Mehmet Shehu, se convirtiera en lugarteniente
de Hoxha y en el segundo hombre más poderoso de Albania.[cita requerida]
En el plano económico, la alianza con
la Unión Soviética desde
1948 significó cierto beneficio para Albania, pues la Unión Soviética era un socio
comercial que podría pagar precios más altos por la materia prima albanesa, así como
proporcionar tecnología mucho más sofisticada que Yugoslavia y mayor cantidad
de dinero como capital de
inversión. La industrialización de Albania continúa con financiamiento
soviético, a lo cual se suma la práctica erradicación del analfabetismo (antes alarmantemente común
en Albania) y el aumento de la cobertura de los servicios de salud, creció la
superficie de tierra arable mediante obras de drenaje de pantanos y construcción de
sistemas modernos de riego; no obstante la rigidez económica del gobierno
de Tirana hace que para la Unión Soviética
sea cada vez menos eficaz el apoyo dado a Albania.
El gobierno albanés y todos los planes
de Hoxha reciben un fuerte golpe tras la muerte de Stalin en marzo de 1953, aunque se
esfuerzan en mantener relaciones amistosas con el nuevo gobierno de Moscú. Inicialmente, el nuevo secretario
general del PCUS, Nikita Kruschev, mantiene buenas relaciones
con Albania y trata de persuadir a Hoxha para retractarse del estalinismo. Los acuerdos suscritos por
la Unión Soviética permiten
que se siga entregando a Albania tecnología y financiamiento para proyectos
agrícolas e industriales, tratando de mantener a Albania dentro de su
influencia.
Tras la muerte de Stalin, Albania
mantuvo relaciones amistosas con la Unión Soviética durante algún tiempo, la
república ahora gobernada por Nikita Kruschevmantuvo su apoyo financiero a
Albania, a pesar que Enver Hoxha y sus seguidores desconfiaban de las
invocaciones de Kruschev a una coexistencia pacífica con
el capitalismo, e ignoraban los llamados de Moscú a iniciar un deshielo del régimen. Tres años después
de la muerte de Stalin, en el polémico XX Congreso del PCUSde
1956, Enver Hoxha recrimina a Nikita Kruschev el proceso revisionista que
llevó a cabo en la Unión Soviética, iniciado con el Discurso secreto que generó el inicio de
las censuras al régimen de Stalin. Este cambio en la
dirección soviética es tomado por Hoxha como un reproche a su propio régimen e
inmediatamente Albaniaenfría sus
relaciones diplomáticas y comerciales con la órbita soviética, aún cuando
Albania había aceptado unirse al Pacto de Varsovia en 1955.
Las disputas entre el PCUS y
el Partido del
Trabajo de Albania sobre el legado de Stalin eran el principal conflicto que
empañaba las relaciones albano-soviéticas, pero sin llegar a la ruptura
abierta. No obstante, la disputa ideológica entre la Unión Soviética y
la República Popular
China que empezó en 1958 significó que Albania hallase un
aliado en su condena a la desestalinización; una visita de Kruschev a Tirana en 1959 no bastó para recuperar el
apoyo albanés pese a nuevas ofertas soviéticas de ayuda económica.
Cuando en junio de 1960 el PCUS convoca
a los partidos comunistas de Europa Oriental para una condena conjunta
contra las políticas de Mao Zedong, sólo la
delegación albanesa se opone a esta propuesta, lo cual implicó la negativa de
la Unión Soviética a continuar programas de ayuda para Albania, deteriorándose
rápidamente las relaciones albano-soviéticas. La insistencia de Hoxha en
alinearse ideológicamente con el maoísmo durante la Ruptura
Sino-Soviética y su persecusión a los líderes albaneses que
simpatizaran con la Unión Soviética causaron
la crisis definitiva en diciembre de 1961, cuando los éstos suprimieron todos
sus suministros a Albania (desde maquinaria hasta alimentos, pasando por el apoyo financiero) y
retiró su embajada de Tirana. Esta decisión
significó el efectivo aislamiento de Albania, que por el esfuerzo de Hoxha en
defender el estalinismo había
perdido el apoyo político y económico de la Unión Soviética y sus aliados
políticos en Europa Oriental.
Tras el aislacionismo al que se vio
sumido el país por la defensa de los principios del estalinismo hecha por Hoxha, Albania
inicia desde el año 1960 una fuerte alianza con la República Popular
China, tras haber acusado también el mismo Mao Zedong de revisionismo al
gobierno de Kruschev. Esta vinculación resultó bastante inusual para ambas
partes, que habían mantenido muy escaso contacto político o comercial hasta
entonces, pero resultó útil en la medida que Albania evitaba el completo
aislamiento internacional mientras que obtenía tecnología y material industrial
de la República Popular
China.
Antigua prisión para
opositores en Gjirokaster
La alianza sino-albanesa se manifestó en
los vínculos comerciales mutuos, hasta tal punto que Albania ofreció al
gobierno de Pekín representarlo
comercialmente en el resto de Europa, así como el uso de una estación radial
(construida por técnicos chinos) para emitir propaganda maoísta desde territorio albanés. Hoxha
ofreció también a la República Popular
China usar la membresía albanesa en la ONU para
defender los intereses nacionales chinos, en tanto el régimen de Pekín aún no era aceptado como miembro de
dicho organismo. Misiones comerciales y estudiantiles hacían frecuentes viajes
entre la República Popular
China y Albania, aunque la barrera cultural y lingüística causó
que, irónicamente, los primeros delegados chinos se comunicaran en ruso con sus colegas albaneses.
Asimismo, la Revolución Cultural de Mao Zedong fue parcialmente transferida
a Albania, con persecusiones lanzadas por el
régimen de Hoxha contra burócratas, intelectuales y técnicos, enviados a
trabajar en remotas zonas agrarias a imitación de las medidas represivas
ejecutadas en China. Mientras tanto, el intercambio económico no resultó tan
favorable para Albania pues la República Popular
China carecía de tecnología tan avanzada como la
soviética, además que los problemas económicos derivados del Gran Salto Adelante impedían
al gobierno de Pekín transferir capitales e industrias a Albania en gran cantidad,
dificultando incluso la entrega de alimentos desde China hacia Albania.
De igual manera, el gobierno albanés
intensificó a mediados de la década de 1960 su persecución contra
la religión, siendo completamente prohibida la
práctica de todo culto religioso; a los asesinatos de clérigos y creyentes
sucedió la destrucción masiva de templos (tanto iglesias católicas y ortodoxas,
así como mezquitas) o su transformación en
instalaciones deportivas o administrativas; de la misma manera fueron
incautados y destruidos libros, imágenes, y objetos relacionados con cualquier
religión, prohibiéndose su posesión; de igual modo se censuraron todas las
expresiones y menciones procedentes de la identidad religiosa tanto en la prensa como en los libros, y se prohíben
nombres propios que impliquen afiliación religiosa. [cita requerida]
El ateísmo fue transformado así en la
práctica generalizada para todos los habitantes del país, que en años
precedentes había permitido por lo menos el culto privado de la religión. La
novedad consistió en que las nuevas leyes gubernamentales prohibieron, no sólo
las prácticas religiosas públicas, sino también las más privadas y personales,
convirtiendo en delito el simple acto
de mantener creencias religiosas de cualquier especie. Por tal motivo, la simple
observancia personal de preceptos religiosos (tanto cristianos como islámicos) se consideró como crimen de estado,
lo cual impidió a los creyentes adultos transmitir la religión a sus hijos, al
instituir la Sigurimi un sistema
de delación masiva (inclusive a nivel
familiar o laboral) para asegurarse de descubrir y castigar a los aún
creyentes. Las extremas medidas del gobierno causan que en 1967, Hoxha
proclamara solemnemente que Albania se había convertido en la "primera
nación atea del mundo". [cita requerida]
De igual manera, a partir de 1968 se
consideró un crimen de alta traición contra el Estado que cualquier
ciudadano albanés intentara salir del país, por cualquier motivo, excepto en
los casos de misiones gubernamentales. Mientras tanto el acceso a la radio y
prensa extranjeras estaba estrictamente prohibido, junto con las
manifestaciones culturales sospechosas (música, literatura, cine)
de países capitalistas, lo cual tornaba a Albania mucho más cerrado a influencias
extranjeras que cualquier otro país de Europa. [cita requerida]
Las relaciones de la República Popular
China con los Estados Unidos, iniciadas en 1972, abren una
primera brecha entre las relaciones sino-albanesas, en tanto que Enver Hoxha
advierte a Mao del peligro
de aceptar relaciones de cualquier tipo con los norteamericanos. La asistencia
económica china en favor de Albania, no obstante, continúa sin interrupciones,
pero el acercamiento de China hacia los Estados Unidos provoca que Albania
busque a su vez acercarse al mundo exterior, normalizando relaciones con Grecia y Yugoslavia en 1971 y tratando de buscar
contactos con países recientemente independizados de Africa y Asia.
Aun así, tras la muerte de Mao Zedong en 1976 el gobierno de Partido
Comunista de China prosigue su acercamiento hacia Estados Unidos y otros países
capitalistas, lo cual genera nuevas críticas desde Albania, donde Hoxha condena a sus colegas
chinos pero sin decidirse a una ruptura. Cuando en 1978 Deng Xiaoping asume el poder en China e
inicia una serie de reformas al modelo político económico de Mao, Hoxha condena
ruidosamente las transformaciones realizadas por el gobierno chino y los acusa
de desviacionismo ideológico.
Ante ello, la República Popular
China rompe relaciones con Albania en 1978 y suprime sus
programas de ayuda financiera, consumando la Ruptura sinoalbanesamientras
restablece plenas relaciones diplomáticas y económicas con Estados Unidos y luego con otros
países capitalistas, lo cual
lleva a Albania a una etapa de casi total aislacionismo con respecto al mundo
exterior.
Tumba de Enver Hoxha.
Búnker en las afueras
de Fier, Albania central
Tras la ruptura con Deng Xiaoping, el gobierno de Enver Hoxha
perdió a su último aliado exterior, y se sumió en un profundo aislamiento,
manteniendo un escaso comercio internacional, y permitiendo sólo de modo muy
reducido la entrada de extranjeros. Las relaciones diplomáticas se mantenían
con algunos países de Europa Occidental pero siempre con alcance restringido,
mientras que Albania trataba de sostener vínculos más estrechos con algunos
Estados africanos que antes habían tenido relaciones cercanas con la República Popular
China (como Tanzania). Aun así, el gobierno intentó, sin
éxito, algunos acercamientos comerciales a Grecia y Europa Occidental.
Ante el aislamiento del país, desde fines de
la década de 1970 Hoxha
se lanzó a la masiva construcción de búnkeres en playas, montes y campos,
proclamando que, tanto Yugoslavia como Estados Unidos y la Unión Soviética,
querían borrar a Albania del mapa. Grandes recursos económicos
fueron desviados para financiar la construcción de búnkeres de hormigón, a veces en cantidad excesiva para
las necesidades reales de una hipotética guerra, o en sitios claramente inútiles desde
un punto de vista táctico y militar, dando muestras de una auténtica paranoiaaislacionista.
Ante el deterioro de su salud, Enver
Hoxha definió como su sucesor en 1981 al joven líder comunista Ramiz Alia[cita requerida],
para lo cual pidió la renuncia de su lugarteniente Mehmet Shehu [cita requerida],
jefe de la temida Sigurimi. Shehu se negó a
ello, y Hoxha inició una campaña política en su contra. Poco después, Shehu fue
hallado muerto y se alegó un suicidio como causa de la muerte [cita requerida].
La salud de Hoxha siguió deteriorándose
desde 1983 debido a una isquemia cerebral, y paulatinamente debió ceder gran
parte de sus funciones a su sucesor, Ramiz Alia, al punto que durante sus últimos meses
Hoxha perdía sus capacidades mentales y motrices. Esta paranoia aislacionista
no se detuvo hasta la muerte de Enver Hoxha, el 11 de abril de 1985, hecho
tras el cual Ramiz Alia fue
proclamado primer ministro.
Tras la proclamación de Ramiz Alia como líder del PTA en abril de
1985 se inicia un proceso de reformas de manera muy lenta, tanto económicas
como sociales, con el objetivo de sacar al país del atraso económico generado
por las políticas de Enver Hoxha. De
hecho, sin acceso a mercados mundiales, y
con un sistema productivo basado en una muy severa autarquía, la economía albanesa sufría de
serias dificultades desde inicios de la década de 1980.
La ruptura con China causó
que Albania perdiera su mayor fuente de suministros industriales así como el
único posible gran mercado para sus productos;
la falta de materias primas causaba frecuentes crisis de escasez en la industria, así como cortes de energía que
afectaban la infraestructura del país. La planificación
económicatampoco había dado buenos resultados en la agricultura, causando escasez de alimentos
también entre la población. Asimismo, la ausencia de comercio
internacionalsignificativo causaba que Albania careciera de divisas suficientes para importar bienes
indispensables, lo cual se hallaba agravado por la paranoia del
régimen de Hoxha contra toda posible influencia foránea en Albania, temiendo
que mediante las relaciones comerciales (pese al estricto control
gubernamental) empezaran a difundirse "ideas subversivas" desde el
extranjero.
El gobierno de Alia trató de entablar
algunas relaciones comerciales con el resto de países europeos como Francia, Austria y Suiza.
En 1987 estableció relaciones con Alemania occidental tras abandonar sus
reclamos de reparaciones de guerra, esperando obtener tecnología
germano-occidental, así como asistencia para modernizar la agricultura y el
sistema de transportes, firmando un acuerdo en noviembre; ese mismo año, se
celebró un limitado tratado comercial con Grecia, mientras que Albania se adhería a
los Acuerdos de Helsinki de 1975, siendo el primer
tratado de derechos humanos que
Albania firmaba. Del mismo modo, se estrecharon las relaciones con los paises
de Europa oriental: se adoptó una actitud mas flexible y las relaciones
con Alemania
Oriental, Bulgaria y Checoslovaquia mejoraron
notablemente: en junio de 1989 Oskar Fischer, ministro de exteriores de la RDA,
visito Albania, siendo así el primer funcionario del bloque soviético en
visitar el país en 30 años, firmándose una serie de acuerdos de cooperación
económica y formación de técnicos especialistas; ese mismo año, la RFA le dio a
Albania un préstamo de 20 millones de marcos en forma de fondos no
reembolsables para proyectos de desarrollo.
No obstante, la pobreza de la economía albanesa y
las grandes restricciones impuestas por el régimen de Tirana sobre las
relaciones económicas con el extranjero, como la prohibición de la constitución
de 1976 -entonces vigente- de contraer deuda externa, causaban que estos
acercamientos tímidos tuvieran poco impacto sobre la economía nacional. Alia,
por otro lado, no relajó la censura ni aumentó
las libertades políticas de la población, manteniendo las actividades de
"espionaje interno" de la temida Sigurimi y mostrando una firme negativa a
permitir que el monopolio político del
PTA fuera desafiado o siquiera cuestionado en público. Gran parte de la
jefatura política del PTA admitía que la situación del país requería reformas,
pero se negaba a permitir un mínimo de apertura política o social y estaba
dispuesta a emplear la represión política contra
cualquier brote de oposición.
El aislamiento de Albania llegaba al
extremo de castigarse con prisión el acceso a cualquier medio de información
extranjero, al punto que en 1989 la población albanesa ni siquiera estaba
enterada de la caída del Muro de Berlín. La élite gubernamental, no
obstante, sí estaba al tanto de los sucesos del mundo exterior y sintió temor
por los movimientos antigubernamentales de 1989, especialmente ante el
violento golpe de Estado
en Rumania de diciembre del mismo año, que acabó con el fusilamiento
del presidente Nicolae Ceaucescu y
la muerte de numerosos altos funcionarios suyos. Por otra parte, la
introducción de la economía de mercado en esos países hizo que perdieran
interés en importar productos albaneses dada la baja calidad de los mismos, por
lo cual los problemas para la obtención de divisas se agravaron.
Pese a esto, para abril de 1990 se
habían relajado suficientemente los controles en los países vecinos (sobre todo
Yugoslavia) y ocurrieron protestas desembocadas por los jóvenes en Shkodër, a las cuales se les unieron los
obreros de las zonas industriales, en demanda de mejores condiciones de vida.
Tales manifestaciones continuaron a lo largo de todo el año 1990 fueron una
muestra seria de disconformidad, pero el régimen se abstuvo de ejercer la
represión violenta considerando los sucesos en el resto de Europa Oriental, y especialmente en Rumania.
En paralelo, el régimen de Alia empezó a otorgar ciertas libertades a la
población: derecho de apelación ante los tribunales, tolerancia al comercio
minorista, y especialmente derecho a viajar fuera del país, lo cual motivó un
repentino flujo masivo de albaneses al exterior, especialmente a Italia.
Cuando el gobierno redujo el control
sobre el acceso a la información del extranjero, las manifestaciones crecieron
en vez de disminuir, y desde diciembre de 1990 el "movimiento de
estudiantes" se radicalizó exigiendo cambios políticos junto con las
mejores económicas. En febrero de 1991 hubo una masiva huelga de hambre de
estudiantes en Tirana, y en dicha ciudad
la principal estatua de Enver Hoxha era derribada por manifestantes
universitarios (a imitación de hechos similares en el resto de países
comunistas). En paralelo seguía el flujo de migrantes que pugnaban por marchar
a Italia cruzando el Mar Adriático en toda clase de
embarcaciones, o cruzaban a pie la frontera hacia Grecia o Yugoslavia,
mientras los obreros formaban sindicatos ajenos al gobierno y lanzaban
una serie de huelgas que paralizaban el país. El 29 de abril se suspendió la
constitución de 1976 y se publicó la Ley de Previsiones Constitucionales, que
de facto comenzó a funcionar a modo de constitución interina: ese mismo día las
palabras "Popular" y "Socialista" fueron retiradas del
nombre del país, que pasó a llamarse simplemente República de Albania. La
crisis forzó la renuncia del último gobierno comunista el 4 de junio.
A pesar de la "era de continuidad"
que Alia había prometido, éste aceptó formar un gobierno de colalición con
partidos no comunistas recién formados poniendo fin al monopolio del poder
ejercido por el PTA, desmantelando en paralelo las estructuras sociales y
económicas existentes desde 1945. El nuevo gobierno adoptó un programa de
privatizaciones masivas, que preveía la instauración de una legislación que
regulara la venta de los activos del Estado, así como la creación de una
agencia para la subasta de los mismos entre la población mediante la
distribución de acciones, si bien el propósito original de la creación de dicha
agencia era la formación de cooperativas y no la privatización. En total, el
gobierno vendió mas de 25000 tiendas y empresas de servicio, así como el 50% de
la pequeña industria. También se formaron asociaciones público-privadas entre
el gobierno y empresas extranjeras. Igualmente se descolectivizó la agricultura
y las tierras de las cooperativas agrícolas fueron repartidas a título
individual entre los miembros de las mismas. También se planeó la privatización
de las grandes industrias, pero debido a las dificultades financieras que
acarreaba, no se materializó y estas siguieron en manos del gobierno. En pocos
meses ya había mas de 300000 personas trabajando en el sector privado.
Para tratar de contener la agitación
social se convocaron elecciones multipartidistas en 1992, en las que resultó
vencedor Ramiz Alia con el Partido
Socialista de Albania, refundación del PTA.
Diseño de un billete
de 25 lek de la década de 1960.
Antes de la Segunda Guerra
Mundial la economía albanesa estaba basada mayormente en
la agricultura, con una débil industria (centrada mayormente en Tirana)
y una minería medianamente desarrollada donde detacaba la explotación de
hierro, níquel, cobre, y cromo, poseyendo también yacimientos de petróleo, siendo que la explotación minera
estaba controlada casi completamente por capitales italianos. Después de 1945 el
nuevo régimen comunista aplicó de forma decidida el modelo de economía
planificada. Por ello, se procedió a la estatización de todas las actividades de
industria, minería, y comercio, seguida de una reforma agraria que abolió
los latifundios casi medievales de Albania, pero que poco después los reemplazó
por granjas colectivas según el modelo soviético,
prohibiendo el minifundio y la
propiedad privada de las tierras.
Los primeros años del régimen de Hoxha
se caracterizaron porque Albania copió casi
todo el modelo económico de la Unión Soviética,
y con el fin de crear una industria pesada albanesa importante, el
régimen invirtió grandes capitales en maquinaria industrial adquirida en Yugoslavia y en la Unión Soviética,
para que Albania paulatinamente dejara de ser un simple proveedor de materia prima. Esta industrialización rápida
no fue del agrado de Belgrado, que esperaba
invertir capitales en Albania para asegurarla como fuente de valiosas materias
primas, siendo que las discordancias albano-yugoslavas en materia económica
fueron uno de los motivos para que Albania apoyara vigorosamente la ruptura
política de 1948 entre Stalin y el mariscal Tito.
La industrialización albanesa se vio
acompañada de una serie de grandes gastos en infraestructura a inicios de la década de 1950, por el cual el nuevo régimen
edificó una serie de construcciones nuevas: canales de regadío, carreteras,
hospitales, represas, plantas de electricidad, etc. empleando fondos concedidos
por la URSS. Inclusive se copiaron los planes
quinquenales soviéticos, tanto en la forma como en las metas de
fondo. La capacitación de los albaneses se realizaba masivamente en la URSS y
allí se formaron casi las primeras promociones de especialistas técnicos y
científicos de Albania, considerado el
país más atrasado de los Balcanes.
Tras la ruptura albano-soviética y el
acercamiento de Tirana a China,
se continuó aplicando en Albania el modelo
económico que también practicaba la República Popular
China durante el gobierno de Mao Zedong, siendo que ahora Pekín ocupaba el lugar de Moscú como suministrador de fondos y
fuente de especialistas técnicos. No obstante, la tecnología china de la época se hallaba
bastante más atrasada que la soviética en varios aspectos, lo cual perjudicó
los planes albaneses de crecimiento rápido.
Los desastres económicos sufridos
por China (como el Gran Salto Adelante)
impactaron negativamente en Albania, que recibía menos
ayuda financiera de Pekín en la segunda
mitad de la década de 1960.
Cuando en 1972 la República Popular
China estableció relaciones diplomáticas con Estados Unidos, el Gobierno albanés condenó
enérgicamente tal decisión, precipitando que Albania rompiera vínculos con el
régimen chino en 1978, cuando Deng Xiaoping repudió las políticas de
Mao e inició reformas hacia el socialismo
con características chinas.
Antes que acabara la alianza con China, Albania había iniciado acercamientos
comerciales con países de África que interesaban a China,
pero estos lazos con países económicamente débiles no resultaban útiles a la
economía albanesa. La ruptura sino-albanesa aumentó al desconfianza de Enver Hoxha hacia el exterior, motivando
que el país se refugiara en una severa autarquía, evitando el contacto económico con
el resto del mundo y gastando la mayoría del producto bruto
interno en fortificaciones, alambradas, y campos minados, casi
siempre mal organizados e inútiles en la práctica, para defender al país de una
hipotética invasión foránea.12
El fin de la ayuda china puso de
manifiesto las serias debilidades económicas del país balcánico, así como el
completo fracaso de su autarquía y aislamiento internacional,
causando primero un estancamiento económico desde 1980 y
luego el empobrecimiento progresivo de la población, marcado por carestías, acusado descenso en el nivel de
vida, y déficit energético.
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