El ser humano es egoísta por
naturaleza, libertario por convicción e independiente por miedo.
Hace ya
tiempo que la raza humana actúa por impulsos, el cerebro se convierte en un
órgano cargado de memoria que razona y disipa las dudas pero no somos
conscientes de su poder, a veces nos jugamos el todo por nada para reivindicar
nuestra propia indecisión. La libertad de los actos choca con los afectos, regatea
con el corazón, al final somos dueños de nuestros actos conscientes o
inconscientes, nos sentimos libres cuando nos aferramos a lo que nos ata para
hacer alarde de una falsa voluntad porque la voluntad duele a menudo, es una
lucha interna entre lo que construimos y el afán destructor que llevamos en
nuestro ADN. El ser humano es el único capaz de labrar su propio infortunio, de
quemar lo construido porque a menudo los muros que levantaron les aprisionan, su
egoísmo le lanza a volar y no escucha la voz de los sabios, los hombres no
vuelan, si Dios hubiese querido que volasen les habrá dado alas, grandes y
majestuosas pero no fue así, a cambio les dio un cerebro pensante, un corazón
capaz de ser reconstruido hasta el infinito y la libertad de elegir entre
lo correcto y lo incorrecto. Pero el hombre se creyó un Dios, cuando constato
que no lo era, que no podía dominar el tiempo, no podía dominar su mundo, se
inventó a sí mismo en forma de héroe, mitad hombre mitad Dios, aprendió a
hacerse daño gratuitamente, a matar las ilusiones, a utilizar el libre albedrío
como un derecho de pernada al universo enarbolando estandartes de ideas
sublimes pero vacías, la humildad la cambio por arrogancia, inventó la ética a
su imagen y semejanza para justificar su egoísmo; así fue capaz de justificar
su libertad sacrificando a los que le aman, su independencia abrazando el
hedonismo de sus demonios.
"Haz
el bien " y el ser humano se inventó asociaciones de miles de
millones que acaparan las portadas de su propia arrogancia, "Ama a los demás
como a ti mismo" y el hombre se enamoró como narciso de sus propias
imperfecciones, adora a sus semejantes pero solo a aquellos que se puedan
identificar con su narcisismo, los que no, son efectos colaterales de la misma
premisa que intentaba llevar a cabo.
Las bienaventuranzas fueron interpretadas por los hombres según su
propio patrón de semidioses:
La primera
se interpretó como debilidad, nadie con pobreza de espíritu podía estar en
sociedad, inventaron la fecundación a la carta creando seres que nacían
perfectos con madres que sentían su orgullo en una edad que no sería fecunda
por naturaleza; a los que nacían pobres de espíritu les vetaban su derecho a
ser iguales a los demás, crearon asociaciones que pretendían ayudarlos siempre
y cuando no se mezclaran con las mentes claras.
La segunda
los que lloran serán consolados; aquí los hombres decidieron consolar solo si
había recompensa y si se lloraba demasiado el consuelo se resumía en "Sé
fuerte todo pasa", se olvidaron del consuelo, ellos mismos se sentían atacados.
La tercera los humildes, en la arrogancia de la raza humana no
cabe la humildad aniquilaron su esencia y crearon líderes omnipotentes, los
humildes fueron motivo de burla y escarnio.
La justicia se convirtió en el arte de mercadeo fariseo, "seré
justo contigo tú me das y yo te doy" no hay justicia para los débiles.
La
misericordia se borró del diccionario de los hombres y se convirtió en el
argumento de fachada de unos cuantos eslogans publicitarios para recaudar unas
cuantas monedas y como judas vender al mejor postor.
La limpieza
de corazón, con tantos borrones y manchas en el alma la humanidad no alcanza a
ver a Dios, cuando el hombre es incapaz de amar sin algo a cambio justificando
que no mejorara porque es como es no cabe la limpieza de corazón, quizá cuando
la raza humana deje de mirarse en el espejo se darán cuenta que la visera además
de latir siente.
La paz, ser
hijo de Dios, cuando no sabemos conservarla y la confundimos en nuestro día a
día, y somos tan prepotentes que nos tomamos la ligereza de construir armas
para la paz, quizá deberíamos pensar que arma y paz no son sinónimos.
Muchos son
perseguidos por la justicia de los hombres una balanza tan caprichosa y
desequilibrada como las leyes humanas.
Hay que
pensar en que no debemos hacer a los demás lo que no nos gusta que nos hagan a
nosotros, hay que amar a los que nos aman e intentar entender a los que no
lo hacen, disfrutar de lo que nos brinda la naturaleza, ayudar a nuestros
semejantes pero antes ayudarnos a nosotros mismos, así sabremos como ayudarlo, la
mejor forma de ganar una guerra es no comenzarla todo lo demás es una derrota.
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